En concreto, durante el tercer trimestre de 2009, el gasto público bajó un 4,5% y la inversión un 7,3%, mientras que el consumo privado mejoró un 2,8%. Asimismo, las exportaciones crecieron un 1,3%, mientras que las importaciones aumentaron un 12,9%.
De este modo, en los nueve primeros meses de 2009, la economía de Islandia, que en otoño de 2008 tuvo que nacionalizar su sector bancario por las dificultades de liquidez de sus principales bancos y que ha necesitado ayudas del FMI y de sus vecinos escandinavos para evitar la quiebra del Estado, registró un retroceso del 6% respecto a los nueve primeros meses de 2008.
El desplome de la economía islandesa contrasta con las tasas de crecimiento próximas al 11% registradas hace apenas cinco años, cuando la Isla era conocida como el "tigre vikingo" y sus habitantes aparecían entre los más ricos del mundo.
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