Empero, Estados Unidos encara una difícil situación en la Organización Mundial de Comercio.
En una entrevista, Ron Kirk dijo que la estrategia de la Casa Blanca en las negociaciones de la OMC ha cambiado de buscar formas de abaratar el precio de los bienes producidos para ayudar a las industrias a crear empleo en Estados Unidos.
"Hemos centrado ahora la atención casi exclusivamente en la forma de crear empleo y continuar el crecimiento de la economía", insistió Kirk, al concluir una conferencia de dos días de la OMC. "Demasiados estadounidenses creyeron que nuestras políticas anteriores de comercio fueron excesivamente generosas con nuestros socios", agregó.
Kirk, en su segundo viaje a Ginebra, dijo que Estados Unidos ha reorientado la llamada ronda de Doha sobre negociaciones comerciales para asegurarse que las negociaciones creen mejores condiciones para las exportaciones estadounidenses. "En la mayoría de los casos cuando exportamos más, contratamos más gente", insistió el funcionario.
Las negociaciones iniciadas en la capital de Qatar en el 2001 intentan lograr un acuerdo vinculante que reduzca las subvenciones y los aranceles en más de 150 países, entre ellos China, India y Brasil.
Los países más pobres quieren aumentar sus exportaciones de productos agrícolas y bienes baratos producidos por sus industrias y servicios a las economías desarrolladas, mientras las naciones ricas quieren tener más mercado para sus fabricantes y proveedores de servicios en las economías emergentes.
Las conversaciones podrían agregar miles de millones de dólares a la economía global, pero están atascadas por multitud de desacuerdos. La ronda lleva ya un retraso de seis años e incluso un acuerdo total tendría que ser aprobado por los parlamentos de casi todos los países y ser ratificado por el Senado de Estados Unidos, una posibilidad dudosa dada la mayoría demócrata.
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