domingo, 13 de diciembre de 2009

Los ministros dan impulso político a la negociación climática

COPENHAGUE.- La negociación sobre el cambio climático en Copenhague entró este domingo en su fase política, con una reunión informal de ministros de Medio Ambiente en torno a un borrador que deben afinar antes de la llegada de los jefes de Estado, mientras en las calles se repetían protestas y detenciones.

Mientras los equipos de negociadores técnicos hacían una pausa este domingo, un grupo restringido de unos 50 ministros de Medio Ambiente mantuvo durante la tarde una reunión informal a puerta cerrada convocada por la ministra danesa Connie Hedegaard.

"Las discusiones sobre el núcleo (del acuerdo) han comenzado realmente", explicó Hedegaard. Pero "todavía tenemos por delante un trabajo colosal", agregó.

Mientras tanto, en el puerto de la ciudad, la policía dispersaba una nueva protesta, bajo eslóganes anticapitalistas, y detenía a unas 200 personas, después de haber arrestado a casi 1.000 la víspera, a raíz de disturbios al margen de una manifestación, para liberarlos después en su mayoría.

Los ministros, avanzadilla de los representantes políticos de los 193 países que a principios de semana emprenderán el tramo ministerial de la negociación, discutían un borrador de acuerdo oficial presentado el viernes.

"Nadie está de acuerdo con el texto en su conjunto pero la mayoría de países encuentra algo a su gusto y están dispuestos a aceptarlo como una base de trabajo", explica Alden Meyer, director de la ONG Union of Concerned Scientists.

El texto prevé limitar el aumento de la temperatura media a 1,5º C o 2,0º C y contempla un segundo período de compromiso bajo el Protocolo de Kioto. Pero es vago en lo que respecta a la financiación y no fija una fecha límite para concluir un tratado legalmente vinculante, dos temas cruciales en la negociación.

Los puntos de desacuerdo son numerosos. Estados Unidos lamenta que no imponga recortes de emisiones de gases de efecto invernadero a las grandes potencias emergentes como Brasil, China o India.

La Unión Europea, el más comprometido hasta ahora en sus objetivos de reducción (-20% en 2020 respecto a 1990, con la posibilidad de ir hasta -30% si los otros países hacen esfuerzos considerables) estima que no es suficientemente ambicioso.

Y los países en vías de desarrollo critican que no sea más preciso en cuanto a la financiación. Así, el jefe de la delegación boliviana, Pablo Solon, presentó una propuesta en la que pide que las naciones industrializadas dediquen el 6% de su PIB a ayudar financieramente a los países en vías de desarrollo.

"Admitir la responsabilidad de la crisis climática sin tomar las medidas necesarias para solucionarla es como si alguien quemase tu casa y luego se negase a pagar por ella. Incluso si el fuego no se encendió a propósito, los países industrializados, con su inacción, han seguido echándole leña", afirmó.

En la reunión informal con Hedegaard, cuyo resultado no se divulgó, participaron el negociador jefe brasileño, Luis Alberto Figueiredo, y la jefa de la delegación de Brasil, Dilma Rousseff, ministra jefa del gobierno.

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva tiene previsto llegar el miércoles a Copenhague, donde la conferencia culminará el jueves y viernes con la participación de casi 120 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el estadounidense Barack Obama. Brasil ha decidido asumir en Copenhague un "compromiso voluntario" de reducir sus emisiones de CO2 de entre un 36% y un 39% respecto a lo que emitiría en 2020.

Otros países latinoamericanos han anunciado medidas voluntarias, como México que aspira a reducir en 2012 un 6-7% sus emisiones actuales y un 50% en 2050 si recibe transferencia tecnológica y financiera de los países desarrollados.

También Colombia "se compromete a reducir emisiones con apoyo financiero (...) y a proteger la Amazonía", explicó su ministro de Medio Ambiente, Carlos Costa.

Por su parte, Ecuador sigue solicitando ayuda económica para mantener bajo tierra 850 millones de barriles de petróleo en el parque amazónico Yasuní con miras a reducir las emisiones de CO2.

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