El nuevo salario mínimo entrará en vigor a partir del 1 de enero, y afecta sobre todo a los empleos más precarios y las pensiones, que son calculadas en base al mismo.
Durante el gobierno de Lula, cuyo primer mandato comenzó en enero de 2003, el salario mínimo brasileño aumentó un 53,4% en términos reales, descontada la inflación.
Cuando la medida entre en vigor, entre 2002 y 2010 el salario mínimo habrá pasado de 200 a 510 reales, lo que en términos reales, sin descontar inflación, significa una expansión del 155%, según el Departamento de Estudios Sindicales (Dieese).
Un total de 46 millones de brasileños tienen su salario calculado en base al salario mínimo.
Según el Dieese, el 33% de los empleados brasileños gana un salario mínimo o menos. Y el 35% entre uno y dos salarios mínimos.
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