La decisión de la agencia refleja su opinión de que las tendencias de ingresos y gastos públicos de Irlanda, el coste fiscal para el Gobierno de apoyar el sistema financiero y el ritmo y la profundidad de la recesión económica siguen estando en línea con las estimaciones fijadas por la firma en junio de 2009.
Por ello, S&P advierte de que el rating de Irlanda podría reducirse más si la calidad de los activos en el sistema bancario se deteriora a un ritmo más rápido de lo esperado y si, como resultado de su apoyo al sector o una caída aún más pronunciada del crecimiento económico, se debilitan aún más los ingresos fiscales.
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