Según el premier, a pesar de la difícil coyuntura global, el Ejecutivo no sólo "no ha metido las manos en los bolsillos de los italianos" sino que "ha continuado con el plan de infraestructuras" que se había comprometido a sacar adelante, aseguró.
Una de las últimas medidas aprobadas por el Gobierno para afrontar la crisis es el denominado 'escudo fiscal' con el que se está intentando facilitar el regreso a Italia del capital evadido al extranjero. La medida favorece a evasores fiscales y a la mafia, que podrán reinvertir en Italia el dinero que habían sacado del país.
En el ámbito de las infraestructuras, el Ejecutivo que dirige Berlusconi ha dado pasos adelante para la construcción del puente del estrecho de Messina, que conectará la isla de Sicilia con la península itálica.
El proyecto, cuyo origen se remonta a muchas décadas atrás, ha sido impulsado y luego abandonado por los distintos Gobiernos que se han sucedido en Italia en los últimos años. Asimismo, fue uno de los compromisos asumidos por Berlusconi durante la campaña electoral que le condujo a la victoria en 2008
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