miércoles, 6 de enero de 2010

Islandia, bajo presión por el reembolso a ahorristas extranjeros

REIKIAVIK.- Islandia se encontraba inmersa este miércoles en una tormenta política y económica, con amenazas de una degradación de su calificación crediticia y un freno a su intención de ingresar a la Unión Europea (UE), tras el veto presidencial al reembolso de ahorristas extranjeros afectados por la quiebra del banco Icesave.

El presidente islandés, Olafur Ragnar Grimsson, anunció el martes que se negaba a ratificar y que sometía a referendo el acuerdo de reembolso votado por el parlamento para el pago de 4.000 millones de euros (unos 5.770 millones de dólares) avanzados por el Reino Unido y Holanda para indemnizar a más de 300.000 de sus ciudadanos afectados por la quiebra del banco.

El rechazo del presidente islandés fue muy mal recibido por Gran Bretaña y Holanda, que instaron el martes a Islandia a "cumplir con sus compromisos".

Esta presión se redobló el miércoles, ya que la Unión Europea lanzó una velada advertencia a Islandia sobre sus posibilidades de ingresar al bloque, tras la petición en ese sentido formulada por la isla en julio pasado.

"La opinión que debemos entregar" a los Estados miembros de la UE, que tendrán la última palabra, "tendrá en cuenta todas las consideraciones pertinentes", incluidas "todos los criterios de adhesión" como "los económicos", declaró un portavoz de la Comisión Europea.

"En ese contexto, cuestiones como el caso Icesave serán analizadas muy de cerca", alertó el portavoz.

Al frente diplomático se suma otro financiero, teniendo en cuenta que las agencias internacionales de calificación financiera reaccionaron de inmediato en forma negativa al veto presidencial.

Fitch, una de las tres grandes agencias de calificación financiera, indicó el martes que recortaba su nota de Islandia de BBB- a BB+.

El miércoles, otra de esas grandes agencias, Standard & Poor's, anunció que colocaba bajo vigilancia negativa la nota crediticia de Islandia, que podría ser rebajada en un plazo de un mes.

Islandia, isla de unos 320.000 habitantes, se hundió en octubre de 2008 en una grave crisis económica provocada por la bancarrota de sus tres principales bancos, golpeados por las dificultades de los mercados financieros mundiales.

En un clima de particular enojo de parte de la opinión pública contra los banqueros, la adopción de la ley Icesave provocó fuertes protestas.

En ese sentido, el presidente islandés recibió una petición firmada por unas 60.000 personas --cerca de un cuarto del electorado-- para reclamar un referendo sobre el tema.

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