jueves, 28 de enero de 2010

La Unión Europea, instigada a mantener los dispositivos de crisis a favor del empleo

BRUSELAS.- La presidencia española de la Unión Europea (UE) abogó este jueves por continuar con las medidas de ayuda nacionales para preservar el empleo mientras siga aumentando el desempleo, considerando que los signos de recuperación son aun débiles.

Para el ministro español de Trabajo, Celestino Corbacho -cuyo país registra un récord histórico de desempleados-, a corto plazo se impone "corregir los problemas sociales" y "evitar más destrucción de empleo" en Europa.

Reunidos este jueves por la mañana, los agentes sociales europeos y los tres países que presidirán la UE en los próximos 18 meses (España, actualmente y luego Bélgica y Hungría), coincidieron que la UE debía seguir bajo la perfusión social.

Para Gerardo Díaz Ferrán, vicepresidente de BusinessEurope, la principal organización patronal europea, "algunas de las medidas actuales para proteger el empleo son útiles, pero temporales".

Para que las empresas creen de nuevo empleos rápidamente, Europa debe, sin embargo, "modernizar sus sistemas de protección de los trabajadores" y "los costes laborales no salariales deberían ser contenidos e incluso reducidos en algunos casos", advirtió.

Medidas como paros temporales para evitar despidos, subvenciones para ayudar a crear empleo, o incentivos fiscales puntuales fueron aplicadas en lo países europeos en 2009. Algunas ayudas sociales también se extendieron a los grupos más vulnerables.

"Estas medidas sólo deben desaparecer cuando la economía no las necesite", dijo el ministro español que luego se pronunció a favor de mantenerlas, "aunque se presenten signos de mejora débiles" y mientras siga destruyéndose empleo, enfatizó Corbacho, decidido a convencer al conjunto de ministros europeos de Empleo, reunidos por la tarde en el Centro de Congresos de Barcelona.

Bélgica asumirá la presidencia de la UE en el segundo semestre, y con el mismo espíritu. "No queremos entrar en una lógica de saneamiento rápido, con una visión demasiado miope, únicamente basada en los imperativos presupuestarios, mientras el crecimiento sigue siendo terriblemente frágil", enfatizó este jueves la ministra belga de Empleo, Joëlle Milquet.

Retirar brutalmente estas medidas de apoyo sería "muy peligroso", aseguró.

"Hay que ayudar a las empresas que ofrecen trabajo más flexible y quieren evitar despidos", comentó también Laszlo Herczog, su homólogo húngaro.

Sin embargo, en un reciente informe sobre el empleo, la Comisión Europea consideró que "los criterios" para beneficiarse de estas medidas sociales de crisis "debían ser mucho más severos que en 2009" antes de ser abandonadas progresivamente. Ya que se trata de evitar "un impacto negativo a largo plazo sobre la productividad y los presupuestos de los Estados", añadió Bruselas.

De aquí a junio, la UE debe también definir una nueva estrategia económica y social a largo plazo, para los diez próximos años, en la cual intentarán influir los agentes sociales.

"La Comisión y las organizaciones patronales sugieren que es necesario que el mercado sea aun más flexible", criticó Joël Decaillon, el número dos de la Confederación Europea de Sindicatos.

"El mercado de trabajo fue extremadamente flexible en los primeros meses de la crisis: hemos suprimido el año pasado más de cinco millones de empleos en Europa", destacó, enarbolando el dogma europeo de la 'flexiguridad'.

Este principio buscaba animar la flexibilidad de los trabajadores pero protegiéndolos con una formación continua a lo largo de su vida. Su aplicación en tiempo de crisis fue recientemente criticada por los expertos.

"El principio se aplica en un sistema con una fiscalidad elevada y un Estado de derecho. ¿Qué quiere decir esto en Rumanía o Bulgaria, donde casi la mitad del PIB proviene del trabajo en negro?, se preguntó Decaillon.

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