martes, 19 de enero de 2010

Obama, maniatado por la economía al cumplir un año de gobierno

WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Barack Obama, alentó esperanzas cuando asumió su cargo en medio de un "invierno de dificultades para Estados Unidos", pero un año después, pese a algunos éxitos, múltiples crisis se prolongan y su presidencia se encuentra maniatada por una economía malherida.

El optimismo desatado por una campaña histórica, la elección del primer presidente negro de la nación y las masivas expectativas se resintieron rápidamente en un contexto de grandes desafíos.

Entre sus grandes logros: Obama probablemente logre que el Congreso finalmente apruebe la reforma del sistema de salud, en la que fracasaron varios de sus antecesores, adoptó la diplomacia multilateral por la que ganó un premio Nobel y está inmerso en la carrera por sacar a las tropas estadounidenses de Irak este año.

Pero el mayor éxito de Obama consiste sin duda en lo que evitó: no hubo una segunda Gran Depresión y el sector financiero no colapsó, dos logros significativos pero difícilmente capitalizables como victorias políticas.

Al principio, los recuerdos de su predecesor, George W. Bush, estaban frescos y a Obama no se le culpó por la crisis económica, pero ahora la pelota está en su campo.

Los sondeos muestran que la aprobación pública de Obama sigue cayendo, por debajo de un 50%, lo que complica su agenda.

Con un desempleo del 10% el presidente se enfrenta al desafío político de las elecciones legislativas de medio mandato en noviembre.

La Casa Blanca, con el control de los demócratas en el Congreso en peligro, argumenta que los tiempos pueden ser difíciles pero que la reactivación está cerca. Los republicanos por su parte dicen que las políticas de Obama están equivocadas y que es un 'presidente mata-empleos'.

"Confío plenamente en que podremos mirar atrás al final de año y decir que las cosas están mejorando; que hemos reavivado la confianza en nuestra economía, en Estados Unidos", dijo Obama el jueves pasado.

Uno de sus más importantes estrategas políticos, David Axelrod, admitió que la economía está empañando la promesa del gobierno.

"No hace falta ser un genio político para saber que en este contexto es muy difícil mantener índices de popularidad muy altos", dijo Axelrod.

"Somos el partido gobernante. No creamos el lío en el que estamos inmersos, pero ahora somos el partido responsable", agregó.

Nadie pensó que los altísimos índices de popularidad de Obama durarían, pero su caída ha sido rápida.

"No podía ir sino hacia bajo", según Tom Baldino, profesor de Ciencias Políticas en Wilkes University, Pennsylvania.

"Heredó una increíble cantidad de problemas, algunos de los cuales no podía solucionar en seis meses o un año", agregó.

Dante Scala, profesor de política y presidencia en la Universidad de New Hampshire opina que "dado la mala situación de la economía, bajar a tierra era inevitable".

La lógica sugiere que la posición política de Obama sólo se recuperará con empleos y prosperidad.

Pero cuenta con pocos remedios efectivos para combatir el desempleo, el déficit presupuestario supera el billón de dólares y no hay condiciones para reeditar el programa de estímulos de Obama de 787.000 millones.

Obama se enfrenta a un desafío similar al de Ronald Reagan, que vio cómo la economía provocaba la caída de sus índices de popularidad por debajo del 40% a mediados de 1982.

La popularidad de Reagan rebotó junto con la economía y fue reelegido presidente en 1984.

"Si la economía mejora y no quedamos embarrados en el cenagal de Afganistán, el sentimiento popular podría volver a ser el del principio y conducir a su reelección en 2012", indicó Thomas Mann, de la Brookings Institution.

Pero el destino de Obama no depende sólo de la economía. Quedan un puñado de desafíos políticos a nivel doméstico e internacional, a los que se suman ahora el repunte del miedo a las acciones aéreas de Al Qaeda y el desastre provocado por el terremoto de Haití.

Su estatura como comandante en jefe después de enviar un refuerzo de 30.000 efectivos a Afganistán, donde las bajas estadounidenses podrían aumentar este año, también estará en juego.

Obama deberá tomar además una decisión sobre el endurecimiento de las sanciones a Irán por su programa nuclear y no logrará cerrar Guantánamo en el plazo de un año que se había fijado.

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