martes, 26 de enero de 2010

Pekín sufre un grave problema de contaminación, dice el alcalde

PEKÍN.- El alcalde de Pekín, Guo Jinlong, declaró que la capital china afronta un problema de contaminación "extremadamente grave", al presentar un objetivo de "días de cielo azul" por debajo del número total alcanzado en 2009.

Pekín está con frecuencia envuelta en un humo fétido, resultado del boom del transporte privado a raíz del vertiginoso crecimiento económico, el rápido desarrollo de la industria alrededor de la ciudad, y la dependencia de las instalaciones de carbón para producir electricidad.

Guo prometió que la ciudad de 17 millones de personas daría prioridad al transporte público a la hora de construir líneas de autobuses y nuevas líneas del suburbano, además de elevar la proporción de uso de recursos de energías renovables y retirar de las carreteras los vehículos que producen grandes emisiones.

"Los problemas entre la población, recursos y medio ambiente son extremadamente graves", declaró Guo en la apertura del parlamento de Pekín, cuya actividad es en gran medida ceremonial, celebrado en un centro de conferencias en un remoto suburbio en el norte de la ciudad.

El alcalde dijo que la ciudad tendrá como objetivo un 73% de los días de este año con una calidad de aire considerada excelente o suficientemente buena, conocida como "días de cielo azul". Eso supone unos 266 días, frente a los 285 de 2009.

"Controlaremos la cantidad total de contaminantes generados y abordaremos reformas experimentales en el comercio de derechos de emisión de contaminantes", añadió Guo, sin entrar en detalles.

"Profundizaremos la estrategia de desarrollo de dar prioridad al transporte público, y construir un sistema de transporte verde que dé prioridad al tráfico ferroviario y enfatice el transporte público en superficie", declaró.

La notoria mala calidad del aire de Pekín estuvo en el punto de mira mundial antes de que la ciudad celebrara los Juegos Olímpicos en 2008, llevando al Gobierno a lanzar una importante campaña de limpieza, que incluyó el cierre de muchas fábricas contaminantes.

Pero más de un año después de los Juegos, Pekín aún está rodeada de humo, poniendo en peligro la salud de los residentes y haciendo que la ciudad sea un lugar menos atractivo para los ejecutivos extranjeros y sus familias.

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