martes, 26 de enero de 2010

Un foro de Davos más sobrio pensará en Haití y reformas a bancos

DAVOS.- Este año, el Foro Económico Mundial de Davos se trata de la responsabilidad de los bancos y de la ayuda a Haití, antes que de multimillonarios invencibles, estrellas de rock y diplomacia de alto nivel.

El encuentro anual de los ricos y poderosos del mundo verá este año a banqueros enriquecidos con las bonificaciones anuales que recibieron tras la crisis económica, quizás en un ambiente de menos humildad que el del año pasado. Entonces, muchos se preguntaban sobre su futuro y recibían rescates gubernamentales.

Aún así, los organizadores y participantes del encuentro de cinco días que comienza el miércoles dicen que, en su aniversario 40, Davos se está adaptando a una economía moderna más sobria y diversificada, en que China tiene más peso en los mercados y donde la pobreza y la indignación del público exigen más atención de los poderosos.

Unas 2.500 figuras de los negocios y de la política llegarán este año a este exclusivo destino turístico suizo.

"La euforia por la globalización que definió a Davos durante años en cierta manera fue socavada por la crisis global", dijo el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, quien suele participar del foro. Agregó que espera que "de ahora en adelante, haya intentos más serios de lograr una visión más equilibrada, no sólo de los beneficios pero también de los riesgos".

El gobierno estadounidense tendrá una representación apenas modesta en el foro, pero su intención de regular el tamaño y las actividades de los bancos será uno de los temas principales para muchos banqueros presentes.

El aumento global del desempleo y la lenta recuperación tras la recesión serán el trasfondo del evento del 27 al 31 de enero, al que llegarán más de 30 presidentes y primeros ministros.

Bajo el título "Mejorar el estado del mundo: repensar, rediseñar, reconstruir", el foro será inaugurado por el presidente francés Nicolás Sarkozy, quien supo pedir mercados más abiertos para su país pero ahora prefiere un "capitalismo moral" con más supervisión estatal.

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