lunes, 1 de febrero de 2010

El temor a las burbujas y la política monetaria china minan a Brasil

SAO PAULO.- El temor a una burbuja de activos especulativos y las actuaciones de China para frenar una economía recalentada han pasado factura a Brasil, socavando los precios de los valores y la divisa nacional.

El mayor aviso para la primera economía de Latinoamérica, vista todavía como una de las más atractivas de los mercados emergentes, vino de la Organización por la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

"Hay peligro de una burbuja de activos en lugares como Brasil o India y deberíamos ser cuidadosos respecto a ello, es una amenaza real", dijo el jueves a la cadena de televisión CNBC Ángel Gurría, presidente de la OCDE.

Un riesgo que parecen haber percibido los inversores, que sacaron más de 500 millones de dólares de la bolsa de Sao Paulo en enero. El index Bovespa cayó un 4,7% durante el mes, un giro significativo para una bolsa que ha estado creciendo fuertemente durante la recuperación de la crisis económica mundial, algo que también ha afectado a la divisa brasileña, el real.

La moneda se encuentra en su punto más bajo frente al dólar desde el 2 de septiembre de 2009, tras una racha de nueve días de pérdidas que han reducido su valor a 1,8773 reales por billete verde. El descenso rebajó algunas de las ganancias del año pasado, cuando el real creció un sensacional 33% frente al dólar.

El gobierno brasileño, por su parte, se muestra poco preocupado por el repentino revés. "No estamos preocupados por esto porque tenemos grandes reservas" de dólares, dijo el viernes el ministro de Finanzas, Guido Mantega, según la edición en línea del diario O Globo. "Con una devaluación del real, las exportaciones se vuelven más competitivas".

El ministerio de Finanzas prevé un crecimiento económico del 5,2% este año en Brasil, tras un crecimiento muy cercano a cero por ciento el año pasado, con los consumidores y las exportaciones liderando la renovada expansión.

Algunas de las tensiones vistas en el ambiente inversor brasileño provienen de los cambios en China, su mayor socio comercial con intercambios por valor de 42.000 millones de dólares (30.199 millones de euros) el año pasado.

Los pasos de Pekín para ajustar la política monetaria, enfriar una economía al rojo vivo y prevenir la explosión de burbujas inmobiliarias y bursátiles han levantado los temores a que descarrile la recuperación económica mundial. Ese escenario afectaría de inmediato las exportaciones brasileñas, particularmente a las de metales y productos agrícolas.

Globalmente, el claro efecto de todo ello ha sido abalanzarse sobre el seguro dólar, debilitando otras divisas.

La relación económica entre Brasil y China, el nuevo intento por resucitar las moribundas conversaciones de la Ronda comercial de Doha y la necesidad de Brasil de proyectar una imagen de exitosa economía emergente y anfitrión de los Juegos Olímpicos de 2016 han tomado una importancia extra este año debido a las elecciones de octubre.

El presidente izquierdista, Luiz Inacio Lula da Silva, que ha liderado un impresionante crecimiento económico desde que llegó al poder, en 2003, dejará su cargo a final de año, completando el máximo de dos mandatos. Pero antes de eso, en abril, Lula recibirá la visita del presidente chino, Hu Jintao, para discutir estos y otros temas, según la agencia de noticias del Estado.

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