La escasez de combustible fue la primera consecuencia seria de las crecientes protestas laborales contra el programa oficial de emergencia de reducción de costos, destinado a aliviar la crisis de la deuda nacional y a estimular la confianza del mercado.
Los trabajadores aduaneros prolongaron hasta el miércoles su huelga para protestar por el congelamiento de los salarios y cortes de bonos. Ese día, los sindicatos de todo el país convocaron a una huelga general que se anticipa paralizará Grecia.
Los ministros de finanzas dijeron a Atenas que debe demostrar indicios de mejoría fiscal para el 16 de marzo o, de lo contrario, se le ordenará que imponga reducciones presupuestarias todavía más estrictas. Grecia prometió reducir su déficit de un 12,7% del producto bruto interno al 8,7% este año.
Funcionarios del ministerio de Finanzas dicen estar presionados por la Unión Europea para reducir el llamado "decimocuarto salario". Los trabajadores griegos reciben su salario anual dividido en 14 pagos, dos de ellos como aguinaldos, en una medida originalmente destinada a aliviar a la gente de menores ingresos.
"Consideraremos un acto de guerra eliminar el decimocuarto", advirtió Yiannis Papagopoulos, líder de la central sindical GSEE.
"Las medidas deben ser socialmente justas. Y esto es algo que no hemos visto hasta ahora. Generalmente apuntan a los asalariados y pensionistas, mientras que los negocios permanecen inmunes. Es hora de que los que acumularon riquezas durante tanto tiempo paguen, inviertan y contribuyan a hacer frente al principal problema actual que es el desempleo", agregó.
El paro aduanero ha afectado las importaciones y exportaciones, y el suministro de combustible es el más afectado. Las gasolineras en Atenas y suburbios estaban racionando combustible. Se apostaron policías de tránsito en algunas gasolineras de Atenas donde se habían formado filas interminables.
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