viernes, 5 de febrero de 2010

España no superó la recesión en el cuarto trimestre de 2009

MADRID.- España no salió de la recesión en el cuarto trimestre al registrar una caída intertrimestral del PIB del 0,1% y una caída interanual del 3,1%, por lo que la caída global del año fue del 3,6%, según se desprende del último Boletín Económico del Banco de España correspondiente al mes de enero.

Estas cifras suponen cierta moderación respecto a las del trimestre anterior, cuando el PIB cayó un 0,3% en tasa intertrimestral y un 4% en tasa interanual y constatan las previsiones del Ejecutivo, que siempre ha mantenido que la economía española no saldría de la recesión en 2009 y apuntaba una caída global del 3,6% en el conjunto del año.

El descenso del 3,6% que se ha anotado la economía española es, según el Banco de España, "la mayor caída de la actividad" de las últimas décadas y está en consonancia con la severidad de las tendencias contractivas a las que se ha enfrentado la economía mundial en los últimos dos años.

Sin embargo, los datos del cuarto trimestre reflejan que el retroceso de la demanda nacional se ha hecho "menos pronunciado" (hasta el -4,8%), aunque esto se debe, en parte, al efecto de algunas medidas públicas con impacto transitorio, como el Plan 2000E y el Fondo de Inversión Local. La contribución positiva del sector exterior continuó siendo elevada (2 puntos) aunque inferior a la del trimestre precedente.

En concreto, el gasto en consumo final de los hogares mantuvo la "tónica de debilidad" de los trimestres previos, aunque en términos intertrimestrales podría haber mostrado una tasa "ligeramente positiva", tras siete trimestres de retroceso, gracias, en parte, al "intenso" crecimiento de las matriculaciones por el Plan 2000E que, podría haber supuesto una anticipación del gasto y acabar, por tanto, detrayendo la demanda de estos bienes en el futuro.

El gasto en consumo de los hogares se vio afectado en el cuarto trimestre por la incertidumbre asociada al "marcado deterioro" del mercado de trabajo y por el efecto negativo de la destrucción de empleo sobre las rentas salariales, aunque también contribuyeron las restricciones de crédito y la disminución de la riqueza asociada a la tendencia descendente del precio de la vivienda.

Estos factores, según el Banco de España, tendieron a "deprimir" el consumo, pese a que otros elementos incidieron "positivamente" sobre la renta real de las familias, como la baja inflación, la moderación de los tipos de interés, y el impulso de las transferencias netas de las administraciones públicas.

Así, la debilidad del consumo en el cuarto trimestre reflejó un incremento de la tasa de ahorro de los hogares, mientras que el consumo de las administraciones públicas experimentó un "menor crecimiento" entre octubre y diciembre, en línea con la evolución del empleo en este sector.

La inversión en equipo mostró una evolución "menos negativa" en la última parte del año, continuando la pauta de "menor deterioro interanual" ya observada anteriormente, aunque la caída interanual continuó siendo elevada y podría estar anticipando también decisiones de compra, por lo que la inversión podría volver a reducirse en un futuro. La inversión en construcción moderó su comportamiento contractivo en el cuarto trimestre, aunque mantuvo tasas "muy negativas".

La institución gobernada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez revela también que la aportación positiva del sector exterior fue menor en el cuarto trimestre porque siguieron observándose retrocesos interanuales tanto de las exportaciones como, en mayor medida, de las importaciones, aunque los ritmos de descenso se frenaron "sustancialmente". Así, en términos intertrimestrales ambas registraron una tasas positivas tras las fuertes caídas del primer semestre.

Por otro lado, la información disponible apunta a una "ralentización" del descenso interanual del valor añadido bruto de la economía de mercado hasta el entorno del 4%. En concreto, la industria registró tasas "más moderadas" de descensos y los servicios de mercado registraron caídas de "menor magnitud".

En cuanto al mercado laboral, el banco emisor asegura que la información apunta a una "ralentización" en el ritmo de deterioro del empleo en el cuarto trimestre, tras los últimos datos conocidos del paro registrado, las afiliaciones a la Seguridad Social y la EPA del cuarto trimestre.

Sobre los convenios y salarios, el Banco de España revela que los acuerdos alcanzados en la negociación colectiva en 2009 afectaron a algo más de 8,6 millones de trabajadores y que el año concluyó con un aumento de las tarifas salariales del 2,6%, un punto por debajo de lo pactado en 2008. Esta ralentización, a su parecer, no ha estado en proporción con la intensidad de los procesos de desinflación y de deterioro del mercado de trabajo.

En términos de contabilidad nacional, tras la moderación de las remuneraciones salariales del tercer trimestre, la entidad supervisora espera una moderación adicional en la última parte del año, aunque la tasa habría continuado expandiéndose a una tasa "sustancialmente superior" a la de los precios.

En cuanto al IPC, el Banco de España cree que los precios repuntaron y cerraron el año en el 0,8% por la revisión de los efectos base de los precios energéticos. De cara al futuro, espera que efecto de los precios de los combustibles lleve a "una cierta trayectoria ascendente" del IPC en el primer semestre de 2010, pero advierte de que "el todavía escaso dinamismo" del gasto de los hogares "tendería a moderar es evolución alcista".

Además, avanza que, ya en la segunda mitad del año, el aumento del IVA "provocará un incremento adicional de las tasas de inflación, auque su impacto dependerá de la fortaleza que muestre la demanda en ese periodo".

Por otro lado, el documento del Banco de España recoge el Plan de Austeridad elaborado por el Gobierno para reducir el déficit público a niveles más cercanos al 3% en el año 2013, tras haber superado el 11% en 2009 y repasa los datos de contabilidad nacional correspondientes al mes de noviembre, cuando el deterioro de los ingresos se atenuó "ligeramente".

En este sentido, la institución analiza también el deterioro de las finanzas públicas en la zona euro y señala a varios países que cuentan con un riesgo "alto" en cuanto a la sosteniblidad de sus cuentas. Entre estos países se encuentra España, acompañado de otros como Holanda, Eslovenia, Eslovaquia, Irlanda, Malta y Grecia.

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