lunes, 15 de febrero de 2010

Francia afronta un duro debate por la reforma de las pensiones

PARÍS.- El presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo el lunes que un proyecto para reformar el costoso sistema de pensiones estaría listo para septiembre, en el marco de un plan impopular entre los votantes pero difícil de evitar debido a los problemas que atraviesan las finanzas públicas.

Sarkozy, que se reunió el lunes con los líderes del principal sindicato del país y con representantes de la federación de empleadores para discutir una agenda de negociaciones, insistió en que escuchará a todos los sectores y prometió bases financieras sólidas para el sistema compensatorio de gastos.

"Si queremos salvar nuestro sistema de pensiones, no podemos seguir postergando las decisiones", dijo Sarkozy a la prensa después de la reunión, añadiendo que las negociaciones comenzarían en abril.

"No lo vamos a aprobar por la fuerza", dijo en un discurso separado a los líderes de un sindicato, que han amenazado con protestas masivas si el Gobierno reduce los derechos de jubilación.

Según datos de la OCDE, Francia gasta 12,4 por ciento del Producto Interior Bruto en su sistema de pensiones, frente al promedio de la zona euro del 11,1 por ciento. Esto, sumado a una población cada vez más envejecida y a los fuertes gastos del Gobierno para hacer frente a la crisis financiera, han incrementado la urgencia de un cambio.

Pese a esto, el presidente desestimó la posibilidad de un recorte en los pagos de pensiones, una de las opciones que se manejaba para reducir costes.

Otras opciones en debate son aumentar la edad de jubilación desde los 60 años de ahora, o aumentar el número de años que una persona debe trabajar antes de tener una jubilación total. Los sindicatos han rechazado ambas ideas y quieren que el déficit sea compensado con un alza de impuestos.

Sarkozy esperaba poder posponer la reforma hasta después de la próxima elección presidencial de 2012. Pero la crisis económica ha reducido los ingresos y elevado los gastos públicos, forzando a Francia a hacer frente a su déficit, que este año treparía a un 8,2 por ciento del PIB, su mayor nivel en los últimos 50 años.

Aunque el Gobierno está tratando de vender el plan como una medida dolorosa pero inevitable, la opinión pública sigue renuente a la medida.

El Gobierno prevé una baja en el número de trabajadores y un aumento en la cantidad de jubilados que conducirá a un déficit anual de 100.000 millones de euros en el sistema de pensiones para 2050.

Sin embargo, el 59 por ciento de los franceses se opone a aumentar la edad de jubilación, según un sondeo elaborado por Ifop para el periódico Dimanche Ouest-France. Una mayoría de los consultados rechaza también otras opciones, como el incremento en los aportes al fondo de pensiones o la reducción de los pagos.

Los sindicatos han pedido a Sarkozy que dé prioridad a otro tipo de problemas, como el desempleo, calificando la reforma en el sistema de pensiones como un asunto menos urgente.

"Antes de nada esperamos medidas para hacer frente a la situación de los empleados que son víctimas de la crisis", dijo a la prensa François Chereque, presidente del sindicato CFDT, antes de su reunión con Sarkozy.

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