lunes, 22 de febrero de 2010

La coca prolifera en Bolivia a poco de iniciarse un plan de erradicación

LA PAZ.- El cultivo de nuevos cocales en la región de los Yungas de Bolivia continúa proliferando a una semana de entrar en vigor un plan oficial de destrucción de la coca ilegal, medida que ya ha levantado protestas en los sindicatos de productores de la hoja en Bolivia.

Las tareas de erradicación de coca excedentaria en los Yungas, zona de valles húmedos cercana a La Paz, donde se concentra el 70% de la producción boliviana de la hoja, comenzarán el 1 de marzo, según el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres.

Ajenos a ese anuncio, en Huancapampa, a unos 100 km al noreste de La Paz, los campesinos continúan haciendo 'huachos' o banquinas, unas graderías donde se planta la coca, ancestral arbusto que los indígenas destinan a fines legales como la masticación -para mitigar el cansancio-, o para fines rituales.

La coca es utilizada también como insumo principal para la elaboración de cocaína, de la que Bolivia es tercer productor en América del Sur después de Colombia y Perú.

José Luis Quispe, dirigente de los productores de coca de Huancapampa, arguye que las plantaciones en su región, como en Chulumani y Coripata, son legales y, por tanto, no son susceptibles de ser erradicadas por las Fuerzas de Tarea Conjunta (ejército y policía), que comenzarán a operar en una semana.

Sin embargo, admite que las plantaciones de la hoja -que los pobladores secan en los patios de sus casas o a la vera del camino- se multiplicaron en la última década en su región -en reemplazo de los cítricos, mangales y cafetos- hasta llegar a 70 hectáreas.

"Como cayó el precio (de esos productos en La Paz, su principal mercado), optamos por cultivar coca, que da dos o tres cosechas por año", más que las naranjas, los mangos o el café, por ejemplo, razona.

Según Quispe la coca de Huancapampa "no es ilegal, es tradicional" y, por tanto, "no será erradicada", al igual que la hoja de La Asunta, región de los Yungas, donde ya amenazaron con cortes de carretera, como advirtió el directivo cocalero Ramiro Tuncuta.

"Nos sentimos muy preocupados por lo que ha pasado (el viernes, con el ingreso de una delegación del gobierno para proyectar la erradicación concertada) en La Asunta", dijo Tuncuta que anunció que esta semana se reunirá el sector cocalero con caracter de emergencia para analizar el asunto.

Cáceres dijo la semana pasada que sólo en La Asunta existen entre 1.500 y 1.600 hectáreas de coca ilegal, mientras que en los Yungas hay 20.700 hectáreas de plantaciones, un 70% de la producción total en Bolivia. En la región del Chapare los cultivos llegan a 9.500 hectáreas, según datos oficiales.

La ley en Bolivia admite el cultivo de 12.000 hectáreas de la hoja, aunque los cálculos de las Naciones Unidas señalan que en el país existen unas 30.500 hectáreas. Esta cifra representa un aumento del 20% sobre las 25.400 que había cuando el presidente Evo Morales, todavía líder de los cocaleros del Chapare, asumió, en 2006.

El desmesurado crecimiento de los sembradíos de coca hace afirmar a los opositores a Morales que Bolivia se encamina a convertirse en un 'narcoestado' para sobrevivir económicamente ante la caída de los precios internacionales del gas, su principal producto de exportación.

Frente a estos presagios, el viceministro de Interior, Gustavo Torrico, afirmó hace poco al diario La Prensa que "la economía boliviana no está basada en el narcotráfico, sino en la recuperación de los hidrocarburos", cuyos recursos Bolivia nacionalizó en 2006.

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