miércoles, 10 de febrero de 2010

Los países emergentes avanzan a todo vapor para superar al mundo industrializado

PARÍS.- Los grandes países emergentes salen de la crisis a todo vapor, lo que les debería permitir superar a las economías industrializadas en una década, aunque este espectacular avance no borra por el momento los desequilibrios que sufre la economía mundial, indican analistas.

"Los mercados financieros y la economía real de los países emergentes arrancan mejor que los de los países avanzados", afirma Eswar Prasad, de la Universidad Cornell de Estados Unidos.

El ejemplo chino sirve de constatación: gracias a un plan de reactivación monumental, las estadísticas del gigante asiático no reflejan casi la recesión mundial, con un crecimiento previsto del 10% del PIB (Producto Interior Bruto) este año, tras el 8,7% de 2009.

Pero otros desempeños, desde India hasta Brasil pasando por Polonia, también son destacables ante las dificultades de la mayoría de los países ricos para volver a tener un crecimiento robusto.

Incluso antes de la crisis, había un movimiento de acercamiento entre esos dos tipos de economías. Pero la tendencia se acentuó tras la reactivación, mucho más marcada en los países emergentes que, además, sufrieron menos la recesión, resume Philippe Martin, profesor en economía del instituto de Ciencias Políticas en París.

Una demostración espectacular de ese fenómeno es un reciente estudio del gabinete PricewaterhouseCoopers, según el cual el PIB acumulado de las siete principales economías emergentes (China, India, Brasil, Rusia, México, Indonesia y Turquía) podría superar a finales de esta década el del G7 de los países industrializados (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá).

En 2030, la jerarquía mundial cambiaría, con el PIB chino dominando al de Estados Unidos, seguidos de India, Japón, Brasil, Rusia, Alemania, México, Francia y el Reino Unido.

Según el economista Juan Carlos Rodado, de Natixis, el elevado endeudamiento de la mayoría de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), considerado hasta aquí como el club de los países ricos, va a obligarlos a sanear sus finanzas públicas y, al mismo tiempo, reducir sus márgenes de maniobra presupuestaria para impulsar el crecimiento.

De todos modos, si la fuerza económica de los países emergentes es una realidad, durante mucho tiempo será un espejismo para sus poblaciones mayoritariamente pobres que no se benefician directamente de la situación. Además, tampoco es seguro que esas futuras potencias económicas puedan convertirse en locomotoras del crecimiento mundial.

"India o China aún no están en condiciones de aumentar sus importaciones", lo que tendría un efecto motor para el resto del mundo, advierte Eswar Prasad.

En la misma sintonía, Philippe Martin afirma que "para mejorar el crecimiento mundial, es necesaria no solo una mayor expansión de China, sino también un reequilibrio del tipo de crecimiento".

En efecto, los líderes mundiales han instado desde el surgimiento de la crisis financiera a una economía global más equilibrada, y no tan dependiente de Estados Unidos.

El derrumbamiento del consumo y de las importaciones en Estados Unidos hizo pensar que era posible una reducción del déficit de sus cuentas públicas. Pero esta ilusión fue borrada rápidamente por la reactivación, que vino acompañada de un rebote de las importaciones.

Al mismo tiempo, el dinamismo chino se sigue apoyando en las exportaciones, ya que el mercado interno continúa en estado embrionario.

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