El incremento del IPC estadounidense en enero se debió principalmente al aumento de los precios de la energía (+2,8%), siendo el incremento del 4,4% de los precios de la gasolina el factor más relevante. Además, los índices del gas natural (+3,5%) y el fuel oil (+6,1%) también crecieron en el primer mes del año, mientras los precios de la electricidad cayeron un 1,1%.
La inflación subyacente, que excluye los precios de la alimentación y la energía, cayó una décima en el mes de enero, debido a la disminución de los índices de vivienda (-0,5%) y vehículos nuevos (-0,5%). En cambio, los precios de la asistencia médica registraron su mayor incremento desde enero de 2008 (+0,5%), y el índice los vehículos usados y camiones (+1,5%) aumentó significativamente por sexto mes consecutivo.
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