"Uno de los puntos en los que no vamos a ceder es el compromiso de la empresa de promover la transferencia irrestricta de toda la tecnología de punta", manifestó Lula en una entrevista con el diario Jornal do Comercio, del estado austral de Rio Grande do Sul, que la divulgó en su sitio de internet.
Tres empresas están en la disputa por vender los aviones caza: la sueca Saab con el Gripen NG, la estadounidense Boeing con el F-18 Super Hornet y la francesa Dassault con el Rafale.
La operación de compra tiene un valor de más de 5 millones de dólares, según la prensa brasileña, aunque el gobierno ha dicho que el costo variaría según el modelo escogido.
Lula y el ministro de Defensa, Nelson Jobim, han manifestado preferencia por el Rafale francés, y en septiembre anunciaron el inicio de negociaciones con Dassault, aunque el presidente aseguró que no ha tomado una decisión.
"Quiero reafirmar que, hasta el momento, no hay ninguna decisión en relación con la compra de los cazas. Se trata de una elección muy importante para el gobierno y para Brasil, considerando nuestra determinación de hacer de la política de defensa un eje de desarrollo económico y autonomía tecnológica", aseguró el presidente.
Precisó que el ministerio de Defensa está examinando las propuestas presentadas y que solo después de conocer el resultado de esa evaluación, convocará al Consejo de Defensa Nacional para decidir cuál modelo escogerá.
El jueves, el nuevo embajador estadounidense en Brasil, Thomas Shannon, defendió ante Lula la opción del Boeing y aseguró que su gobierno avaló una transferencia tecnológica sin precedentes en caso de que Brasil elija el Super Hornet.
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