sábado, 6 de febrero de 2010

Obama insta al Congreso a respaldar el plan para micro empresas

WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió el sábado a sus pares demócratas y a rivales republicanos que respalden un plan para destinar 30.000 millones de dólares de la financiación de planes de rescate a los bancos para ayudar a las micro empresas.

Obama se enfrentó a la oposición de los republicanos que quieren que el dinero entregado a grandes bancos sea devuelto al Gobierno para una reducción del déficit del Tesoro estadounidense.

El mandatario aprovechó su discurso semanal por radio e Internet para promover las propuestas que buscan generar un aumento del empleo en pequeñas empresas, por medio de la utilización de 30.000 millones de dólares del Programa de Alivio de Activos en Problemas en préstamos a micro empresas.

La medida sería complementada con el ofrecimiento de un nuevo crédito tributario para más de 1 millón de micro empresas que contraten a nuevos empleados o suban los sueldos.

Obama realizó los comentarios días antes de que el Congreso de Estados Unidos comience a considerar un nuevo proyecto de varios miles de millones de dólares para generar trabajos, que apunta a bajar la cifra de desempleo nacional de 9,7 por ciento.

El clima político en Washington se mantiene tenso mientras legisladores se ajustan a la realidad de que los demócratas ya no tienen la supermayoría de 60 votos en el Senado, tras la victoria republicana por el escaño de Massachusetts.

Siguiendo con un tema que abordó en su discurso Estado de la Unión el 27 de enero, Obama hizo un llamamiento a ambos partidos para que se unan frente a la debilitada economía.

"Las propuestas que he destacado no son demócratas o republicanas; liberales o conservadoras (...). Son pro empresas, pro crecimiento y pro trabajos. Líderes de ambos partidos han respaldado ideas similares en el pasado. Así que unámonos y aprobemos estamos medidas sin demora", enfatizó.

Los republicanos dejaron claro que se mantienen escépticos ante cualquier propuesta demócrata que pueda aumentar el nivel de gasto gubernamental, criticando el presupuesto propuesto por Obama de 3,8 billones de dólares para el año fiscal 2011.

"Los estadounidenses aún están preguntando: '¿dónde están los trabajos?' pero todo lo que obtienen de Washington es más gasto, más impuestos, más deuda y más planes de rescate", precisó el representante republicano Jeb Hensarling, en el discurso semanal de su partido.

Mal en el Senado

El plan del presidente estadounidense, Barack Obama, para prohibir a todo banco comercial que especule por cuenta propia en los mercados fue recibido con escepticismo por parlamentarios de ambos bandos del Senado.

Aunque tienen cierto interés en la propuesta presidencial, los miembros de la Comisión Bancaria del Senado dijeron que tienen dificultades para comprender los argumentos a favor del proyecto expuesto el martes por su promotor, Paul Volcker, asesor económico de Obama.

Volcker quiere prohibir a los bancos comerciales (créditos y depósitos) especular en los mercados financieros por su propia cuenta, poseer 'hedge funds' o sociedades de inversión de capitales.

La idea, dijo, es que los bancos no tengan la "tentación" de asumir riesgos, concentren sus actividades en el préstamo y no hagan apuestas temerarias con el dinero de los depositantes, garantizado por el Estado.

Obama anunció este proyecto el 21 de enero, horas después de una derrota electoral en Massachusetts que privó a los demócratas de su mayoría calificada en el Senado, lo que le valió críticas de populista y oportunista.

Mientras el Senado se enfrenta a dificultades sobre la reforma de la regulación financiera, el presidente de la comisión, Christopher Dodd, estimó que la llamada "regla de Volcker" amenaza complicar el trabajo a largo plazo que realiza la cámara alta para dotar al país de un sistema de vigilancia financiera eficaz.

Dodd considera que esta propuesta amenaza la adopción, de manera rápida y con el máximo de votos, de una ley de reforma de regulación financiera, dos años después de la quiebra del banco Bear Stearns y con la máxima mayoría posible.

"Hace más de un año que deliberamos sobre la reforma de regulación. Por desgracia el gobierno esperó hasta hace poco más de una semana para poner este importante concepto sobre la mesa", lamentó el vicepresidente de la comisión, el republicano Richard Shelby.

Él y varios miembros de la comisión hicieron hincapié en el hecho de que hay demasiado en juego para que se adopte atolondradamente el proyecto presidencial, que aún no está claramente definido.

Volcker ha insistido en la inclinación natural de los bancos a tomar riesgos y en su "historia más que centenaria de meterse en problemas", estimando que su proyecto debería permitir resolver el problema de las firmas que son demasiado grandes para que puedan quebrar y que cuentan siempre con el dinero de los contribuyentes.

Muy respetado en Estados Unidos, este ex presidente de la Reserva Federal (Fed, banco central) de 82 años ha tenido dificultades, no obstante, en convencer a los senadores del interés de su propuesta.

La respuesta que recibió fue que ninguno de los bancos estadounidenses que quebró o casi durante la crisis (Lehman, Merrill Lynch, Bear Stearns) era un banco de depósitos.

Esto no impidió al gobierno estadounidense informar de que presentará su proyecto en la reunión de ministros del G-7 este sábado en Iqaluit, en el lejano norte canadiense.

Y a quienes se preocupan de que este proyecto le haga perder competitividad a los bancos estadounidenses, el Tesoro les ha respondido que una regulación más fuerte reforzaría el atractivo de Estados Unidos para los inversores.

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