martes, 16 de marzo de 2010

Ambientalistas de Centroamérica se resisten a la explotación minera

GUATEMALA.- Grupos ambientalistas y la población centroamericana en general denuncian la minería, sobre todo de oro y plata por compañías canadienses, por los daños irreversibles del ambiente y la salud de la población, sobre todo en Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

Este martes, ambientalistas y líderes de la zona fronteriza de Guatemala y El Salvador acudirán al Congreso guatemalteco para manifestar su oposición al proyecto minero de la firma Entre Mares, subsidiaria de la canadiense Goldcorp, que tiene previsto comenzar este año.

"La explotación no será a cielo abierto, sino por túneles, pero han encontrado aguas termales de 80 grados centígrados que pretenden sacar por el río Ostúa, que desemboca al Lago Güija" en El Salvador y matará toda su diversidad, indicó el ambientalista de Madreselva, Julio González.

El proyecto minero denominado Cerro Blanco, aprobado por el ex presidente Óscar Berger (2000-2004), es gemelo de Montana Exploradora, que ya opera en un municipio al oeste de Guatemala, fronterizo con México, donde extrae oro a cielo abierto pese a la oposición de grupos ambientalistas.

El activista detalló que la mina estará ubicada en el departamento guatemalteco de Santa Rosa, donde afectará a 39 comunidades, aunque lo "más brutal será en El Salvador, donde tres millones de personas serán damnificadas", afirmó. González explicó que estudios han determinado esa cantidad de perjudicados debido a que en el Lago Güija nace el río Lempa, el más grande de El Salvador.

Al rechazo ya se sumó la iglesia católica de El Salvador, que el pasado 31 de enero pidió al presidente Mauricio Funes "interceder" ante el gobierno de Guatemala para que se frene la explotación de la mina porque amenaza con contaminar los mantos acuíferos salvadoreños.

En Costa Rica también existen conflictos por la explotación de minerales, en especial entre la empresa canadiense Industria Infinito y grupos ecologistas, universitarios y otras entidades de la sociedad civil.

Los activistas se oponen a una explotación de oro a cielo abierto en Las Crucitas de Cutris, una zona fronteriza con Nicaragua, la cual fue declarada de utilidad pública durante la presidencia de Óscar Arias y su ex ministro del Ambiente, Roberto Dobles, en abril de 2008. Los opositores ya presentaron un recurso de amparo ante la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, el cual está pendiente de resolución. Mientras tanto, las operaciones de la compañía minera están suspendidas.

Nicaragua tampoco es ajena a este interés por extraer los minerales preciosos. Las operaciones de la transnacional canadiense Triton en Mina El Limón, en el departamento de León, para la extracción de oro y plata está generando fuertes tensiones entre los pobladores, porque estas labores, que se realizan hace 15 años, están contaminando las aguas superficiales-subterráneas, suelos y atmósfera, y ponen en riesgo la salud de los pobladores, según denuncian.

No obstante, los principales yacimientos de minerales (oro, plata, cobre) en Nicaragua están ubicados en el municipio de Bonanza, en el Caribe norte.

En Panamá, también están operando 10 proyectos mineros, pese a la oposición de activistas que consideran más productivo cuidar el agua, la flora y la fauna. La directora ejecutiva de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza de Panamá, Alida Spadafora, dijo que la política minera es "errada, contraproducente y de corta visión".

En todos los países de la región donde la actividad minera da empleo a miles de personas, el común denominador de los ambientalistas es que las excavaciones destruirán bosques tropicales que alojan especies de flora y fauna únicas, algunas de ellas en peligro de extinción, y contaminarán los mantos acuíferos con los químicos que se utilizan para la extracción de los minerales.

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