La decisión estaba prevista y los analistas no prevén cambios en la política monetaria hasta más avanzado el año.
Incluso, los responsables de política del Banco de Inglaterra dejaron la puerta abierta a más medidas cuantitativas en caso de que la economía empeore.
La entidad mantiene un programa de 200.000 millones de libras para comprar activos con dinero nuevo como modo de ayudar a la economía a recuperarse del peor bache desde la II Guerra Mundial.
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