domingo, 21 de marzo de 2010

La Cámara de Representantes de EE UU aprueba la reforma sanitaria

WASHINGTON.- El presidente Obama sacó adelante esta noche su controvertida reforma sanitaria, el proyecto clave de su legislatura. Y todo ello tras vencer la intensa presión de los «lobbies» y las resistencias de muchos de sus propios congresistas. De hecho, hoy mismo pactó con los demócratas antiabortistas, encabezados por Bart Stupak, que se prohíba que los fondos federales se destinen a intervenciones de interrupción voluntaria del embarazo.

Después de evitar la minoría de bloqueo de los republicanos en el Senado con ayuda de una compleja y polémica maniobra parlamentaria, la Cámara de Representantes respaldó por 219 votos a favor y 212 en contra la reforma sanitaria, que ha monopolizado la política doméstica desde la toma de posesión de Obama.

Una iniciativa en la que, según el propio presidente, estaba en juego su presidencia y que supone la mayor expansión de prestaciones sociales desde que en 1966 se empezó a subvencionar la cobertura médica de la tercera edad.

Al conseguir la aprobación de la ley, el presidente estadounidense Barack Obama avanza en el cumplimiento de una de las grandes prioridades de su mandato: darle cobertura de salud a unos 32 millones de estadounidenses que actualmente no están protegidos.

Se espera que sea la reforma más ambiciosa en el sistema de salud de este país en 45 años.

El Partido Republicano se opuso a la reforma pues, aseguran sus miembros, va a costar demasiado. Ninguno de los congresistas del opositor Partido Republicano votó a favor de la medida.

Tras pasar esta prueba de fuego, el proceso legislativo exige ahora que el Senado complete la tramitación impuesta por el Partido Demócrata. Lo planeado es que esta misma semana la Cámara Alta vote la llamada «ley sidecar», con las enmiendas introducidas por la Cámara Baja en el texto que originalmente aprobó el Senado el pasado diciembre. Bajo la táctica conocida con el inocente nombre de reconciliación, los demócratas sólo requieren de mayoría simple en el Senado.

A juicio de los republicanos, que esperan pasar factura en las legislativas de noviembre, lo aprobado esta noche en Washington no es más que una catastrófica nacionalización del sector sanitario, que representa 2,5 billones de dólares anuales en la mayor economía del mundo.

Según las cuentas esgrimidas por los conservadores, esta reforma supondrá diez años de subidas de impuestos y diez años de recortes en las prestaciones médicas a los jubilados, y todo para costear sólo seis años de beneficios que no entrarán en vigor hasta 2014.

El coste de esta significativa expansión sanitaria ha sido estimado por la Oficina Presupuestaria del Congreso en 940.000 millones de dólares durante su primera década. Con el compromiso de facilitar cobertura para 2019 a un total de 32 millones de estadounidenses actualmente sin seguro. El país más rico del mundo tendrá entonces cobertura sanitaria para el 95% de sus ciudadanos.

Bajo los términos de esta histórica reforma, que Obama podría rubricar en Semana Santa, el seguro médico —como ocurre con el seguro de accidentes para los propietarios de automóviles— pasará a convertirse en el plazo de cuatro años en una obligación para los estadounidenses. Tras abandonar la idea de crear un seguro público alternativo, los que no estén asegurados a través de su empresa tendrán que suscribir pólizas privadas.

Para aquellos con menos recursos económicos, se ampliará el programa de beneficencia existente, conocido como Medicaid, al que se podrán acoger los que ganen menos del 133% del umbral federal de pobreza (estimado en 29.237 dólares anuales por familia de cuatro miembros).

Para las personas de ingresos medios y pequeños negocios se facilitarán subvenciones. Las familias de cuatro integrantes que ingresen al año menos de 88.000 dólares se podrán acoger a esos subsidios progresivos, al igual que los individuos que ganen al año menos de 43.000. Se estima que unos 19 millones de americanos recibirán una media de 6.000 dólares anuales.

Los individuos que, pese a todas estas facilidades, no adquieran pólizas privadas se enfrentarán a multas anuales de hasta 700 dólares o un porcentaje de sus ingresos. Las empresas con más de cincuenta empleados tendrán la obligación legal de facilitar seguro médico. De lo contrario, afrontarán multas anuales de hasta 2.000 dólares por trabajador, quedando exentos en esos cálculos punitivos los treinta primeros empleados.

Con el fin de reducir costes, cada uno de los cincuenta Estados de la Unión contará con su propio mercado competitivo («exchange»), y las compañías de seguros podrán también ofrecer pólizas a nivel nacional. A su vez, las aseguradoras no podrán negar pólizas de cobertura sanitaria a personas ya enfermas, como hasta ahora han venido haciendo en virtud de las llamadas «condiciones pre-existentes». Tampoco podrán exigir co-pagos a sus clientes para cubrir cuidados preventivos. Además, se permite a los hijos adultos hasta 26 años la cobertura bajo las pólizas de sus padres.

Para los ancianos, la legislación aspira a cerrar gradualmente para el año 2020 lo que popularmente se conoce como el «agujero del donut». Esto significa que también se subvencionará la porción de los gastos de farmacia no cubierta actualmente por el programa Medicare. Aún así, el Gobierno se compromete a recortar en todo lo posible los gastos superfluos y la corrupción en el dinero público destinado a cubrir las necesidades sanitarias de los jubilados.

En cuanto a fuentes de financiación nuevas, la legislación prevé un aumento del impuesto de Medicare aplicado sobre las nóminas de los americanos con las rentas más altas. Ya que se contempla una subida, a partir de 2013, de nueve décimas, hasta llegar a un recargo del 2,35% para individuos con ingresos anuales superiores a los 200.000 dólares, y para aquellos matrimonios que hagan declaración de la renta conjunta y ganen más de 250.000 dólares al año.

Junto a un impuesto adicional del 3,8% sobre inversiones aplicable a los contribuyentes con mayores ingresos. Las compañías farmacéuticas también se enfrentan a una mayor fiscalidad.

Los titulares de los seguros médicos más completos y costosos, conocidos como «planes Cadillac», se verán obligados a pagar una cuantiosa sobrecarga del 40% a partir del año 2018, a pesar de la oposición de los sindicatos que en el pasado lograron para sus afiliados ese tipo de generosas pólizas. Y precisamente esta tasa aspira a convertirse en la principal fuente de nuevos ingresos para hacer frente a los gastos de la reforma sanitaria, con estimaciones de recaudar 149.000 millones de dólares en una década.

Las 10 claves

La reforma sanitaria, con un coste de 938.000 millones de dólares (700.000 millones de euros) en 10 años, se centra en ayudar económicamente a las familias que no pueden pagar las primas de los seguros y en frenar los abusos de las aseguradoras. Éstas son las 10 claves del proyecto:

1. ¿Esta reforma garantiza la cobertura universal?

La ley obliga a todos los ciudadanos estadounidenses y residentes legales a disponer de un seguro médico a partir de 2014 o pagar una multa si no lo hacen. Para ayudar a las personas de rentas más bajas, el Estado subvencionará a todas aquellas familias con ingresos anuales inferiores a 88.200 dólares o individuos con ingresos hasta 29.300 dólares anuales.

2. ¿A quién cubre esta reforma?

La Oficina de Presupuesto del Congreso calcula que 32 millones de personas sin seguro contarán con asistencia sanitaria en los próximos años.

3. ¿Quiénes quedan fuera?

Entre 15 y 20 millones de personas, en su mayor parte inmigrantes irregulares. El Gobierno puede eximir también de la obligación del seguro a ciertos colectivos por razones religiosas o étnicas, como los indios americanos. Se calcula también que un grupo significativo quede sin cobertura por vivir en la marginalidad.

4. ¿Qué ventajas tiene la reforma para los que ya tienen seguro?

Mejorará las condiciones de sus actuales pólizas con las aseguradoras privadas. Entre otras cosas, las compañías no podrán rechazar a un cliente por sus condiciones médicas preexistentes o expulsarlo al contraer una enfermedad de larga duración. Esto permitirá, por ejemplo, asegurar a miles de enfermos de sida o de mujeres que tuvieron una cesárea en el parto.

5. ¿Por qué no hay un seguro público, como en Europa?

La idea original de Barack Obama era la de incluir en la reforma la opción de un seguro público (para un 5% de la población, aproximadamente), pero eso fue rechazado durante el debate en el Congreso. Un seguro exclusivamente público al estilo europeo es de difícil implantación en un país de las dimensiones de éste y no cuenta en estos momentos con suficiente apoyo popular por razones de carácter cultural, histórico y político.

6. ¿Significa eso que la cobertura es peor o más restringida?

No necesariamente. Con esta reforma el Gobierno asume el papel de intermediario entre el público y las compañías privadas y se responsabiliza de que la cobertura sea adecuada y lo más universal posible.

7. ¿Cuándo entra en vigor la reforma?

Algunas medidas, inmediatamente. Pero las más relevantes, como las subvenciones a los no asegurados o la obligación de las aseguradoras a aceptar a todos los enfermos, empezarán a aplicarse en 2014. Técnicamente, es imposible que el sistema asuma de repente 32 millones de nuevos usuarios.

8. ¿Los estadounidenses no apreciarán ninguna ventaja hasta 2014?

Sí. Entre las medidas que entrarán en vigor en cuanto se firme hay algunas muy importantes, como la prohibición a que las aseguradas rechacen por condiciones médicas preexistentes a los menores de 19 años, la autorización a que los hijos puedan permanecer en el seguro de sus padres hasta los 26 años o las ayudas a los jubilados para pagar las medicinas.

9. ¿Todos los estadounidenses tienen que pagarse su seguro individualmente?

No. La mayor parte son asegurados por la empresa en la que trabajan. Hasta ahora, cuando perdían el trabajo, perdían también el seguro. Con esta ley, los desempleados recibirán ayuda para comprar un seguro en una bolsa que se creará para ese fin.

10. ¿Están obligadas las empresas a ofrecer seguro a sus trabajadores?

Con esta reforma lo estarán. Habrá ayudas para las pequeñas empresas que no puedan afrontar este gasto por peligro de quiebra.

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