martes, 2 de marzo de 2010

La Comisión Europea autoriza el cultivo de una patata transgénica

BRUSELAS.- La Comisión Europea anunció este martes la autorización el cultivo de una patata genéticamente modificada, producida por el grupo alemán BASF, en su primera medida de este tipo en los últimos doce años en la Unión Europea (UE), provocando críticas inmediatas de Italia y de grupos ecologistas.

"La Comisión tomó hoy (martes) decisiones relativas a la patata transgénica Amflora", cuyo cultivo es autorizado en la Unión Europea con "fines industriales" y para la alimentación animal, indicó un comunicado del Ejecutivo europeo.

"Cada Estado es libre de autorizar o no el cultivo de este OGM", precisó sin embargo el comisario europeo encargado de la Salud, John Dalli, para tratar de atenuar el alcance de la decisión.

Italia reaccionó rápidamente criticando la decisión de la UE.

"Somos contrarios a la decisión de la Comisión Europea de autorizar el cultivo de patata genéticamente modificada", declaró el ministro italiano de Agricultura, Luca Zaia.

"Quebrar la prudencia que se había optado desde 1989 es un acto que puede afectar a todo el sector. Italia no sólo no se reconoce en esa decisión sino que reitera que no permitirá que se pongan en cuestión las decisiones soberanas adoptadas por los países con respecto a esa materia", agregó.

"Estamos evaluando la posibilidad de formar un frente común de países para defender la salud de los ciudadanos y la identidad de la agricultura europea", anunció.

Bruselas autorizó asimismo la comercialización en Europa para fines alimentarios de tres variedades de maíz transgénico de la firma Monsanto, derivados del MON 863, indica el comunicado. Esta decisión es menos espectacular dado que la comercialización de productos OGM importados es autorizada regularmente.

La gran novedad concierne la autorización de la papa Amflora, tubérculo creado por la firma BASF y destinado a la utilización industrial por su almidón y a la alimentación animal.

La Comisión Europea no había autorizado el cultivo en Europa de una planta genéticamente modificada desde 1998, cuando dio luz verde al cultivo del maíz OGM MON 810 de Monsanto.

El organismo europeo, a quien competía la decisión final dado que los Estados miembros de la UE no lograron ponerse de acuerdo al respecto, argumentó que la Agencia Europea de Seguridad de los Alimentos (AESA) considera que la patata en cuestión no plantea problemas para la salud.

La variedad genéticamente modificada es más rica en amilopectina, componente del almidón utilizado en la industria para fabricar textiles, cemento y papel. Pero contiene también un gen marcador de resistencia a los antibióticos, lo que desató desde hace tiempo las críticas de los defensores del medio ambiente, que señalan los riesgos de diseminación en otras plantas.

Los ecologistas estiman asimismo que las opiniones de la AESA deben ser tomadas con precaución, ya que la institución es objeto de una polémica desde que Suzy Renkens, que era su directora, fue contratada por la firma suiza Syngenta, implicada en el sector de los OGM.

Las reacciones de los ecologistas europeos tampoco se han hecho esperar. El francés José Bové, diputado europeo, declaró este martes que la Comisión "debe salir de su torre de marfil", "reconsiderar su decisión" y "comprender por fin que los ciudadanos no quieren los OGM".

Greenpeace pidió que Francia aplique la "cláusula de protección" para frenar la patata Armflora, a la que considera "un riesgo inaceptable para la salud humana y animal, y para el medio ambiente".

Por su parte, Corinne Lepage, vicepresidenta de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, consideró que "esta decisión de reanudar las autorizaciones de diseminación de OGM en el medio ambiente, evitando el debate sobre sus riesgos, es inaceptable".

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