martes, 30 de marzo de 2010

Las empresas extranjeras consideran cada vez más difícil trabajar en China

PARÍS.- En un contexto marcado por la condena a prisión del ejecutivo de Rio Tinto y los problemas de Google, las empresas extranjeras estiman cada vez más difícil trabajar en China debido a los recovecos administrativos, a la opacidad legislativa y a un tratamiento no equitable.

Treinta años después que China se abriera a los inversionistas extranjeros, las compañías internacionales se quejan de leyes costosas, de reglas que dan ventajas a sus homólogos locales y de un nacionalismo creciente, al punto que algunos se cuestionan sobre el futuro de la tercera economía del planeta.

"Por primera vez, la comunidad de negocios extranjera ve que las oportunidades hacia el futuro se hacen más escasas, aún cuando goza de buena salud" en este mercado, destacó James McGregor, de APCO Worldwide, especialista de la comunicación estratégica.

La degradación del mundo de los negocios remonta a varios años pero se agravó por el aplomo que adquirió China después de la crisis financiera internacional, estimó John Lee, asociado al Centro de Estudios Independientes de Australia.

De la crisis, el gigante asiático salió en plena majestad, con un crecimiento del 8,7% en 2009, en momentos que Europa y Estados Unidos se empantanaban.

Los obstáculos que encuentran las empresas extranjeras en los mercados chinos --Google es un buen ejemplo-- muestran que China "ya no tiene el sentimiento de necesitar como antes de Occidente", según Lee.

Si bien todos los grandes actores del planeta están presentes en China, en todos los terrenos, la confianza está ausente, como lo muestra un estudio de la Cámara estadounidense de comercio en China, de la cual un 38% de sus miembros siente que ahora son menos bienvenidos en el mercado chino.

Ese porcentaje era sólo de 23% en 2008.

Por otra parte, las empresas estadounidenses de alta tecnología en China temen el cierre del mercado vinculado a una circular de fines de 2009 que favorece "la innovación local" en la atribución de los mercado públicos en seis sectores de alta tecnología, según la Cámara.

En Europa los temores son similares y existe preocupación por lo opaco de las leyes y reglamentos así como por la poca protección de los derechos de propiedad intelectual.

James Mc Gregor afirma que algunos grupos tienen el sentimiento de haber sido utilizados, constatando la ausencia de "buena voluntad recíproca" si bien han hecho grandes inversiones en el país, aportándole experiencia, oficio y tecnología.

No obstante, muchos extranjeros siguen ganando dinero, pero al precio de esfuerzos considerables para pasar a través de la trabas burocráticas y para descifrar cada nuevo reglamento, según David Wolf, que dirige una consultoría.

Esta semana el proceso y la condena contra cuatro dirigentes del gigante minero Rio Tinto y el cierre por parte de Google de su sede china conmovieron al mundo de los negocios.

El ministro australiano de Recursos, Martin Ferguson, aseguró que esto no impediría a sus compatriotas para que siguieran invirtiendo. "Las dos economías son complementarias", dijo durante una visita a Pekín.

Por su lado, el primer ministro chino, Wen Jiabao, destacó antes los grandes patrones mundiales que él consideraba "importante reforzar la confianza" de los extranjeros en China.

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