sábado, 27 de marzo de 2010

Los republicanos buscan revocar la reforma, pero desde 1990 apoyaban el seguro obligatorio en EE UU

WASHINGTON.- Líderes republicanos de Estados Unidos reiteraron hoy su promesa de "revocar y reemplazar" la recién aprobada reforma sanitaria, pero desde la década de 1990 su partido ha estado apoyando uno de sus puntos más espinosos: exigir la compra de seguro médico, so pena de multas.

Los republicanos y grupos conservadores afines le han declarado la guerra a la reforma promulgada por el presidente Barack Obama el martes pasado. Catorce fiscales generales, todos republicanos, ya han entablado demandas.

La reforma sanitaria exige que, a partir de 2014, todo estadounidense tenga seguro médico, ya sea a través de su empleador, mediante subsidios de un programa federal o de su propio bolsillo.

Salvo casos comprobados de penuria financiera, quien no lo haga afrontará multas cuyo monto dependerá de sus ingresos anuales y el tamaño de su familia.

En un mitin en la localidad de Mesa, en el estado de Arizona, el senador y ex candidato presidencial republicano John McCain, afirmó hoy que la reforma es "una monstruosidad" y que la exigencia del seguro es "anticonstitucional".

McCain, quien afronta una dura contienda para su reelección en la cámara alta el próximo 2 de noviembre, reiteró el eslogan acuñado por su partido para "revocar y reemplazar" la reforma.

Le secundó su antigua compañera de fórmula, Sarah Palin, quien el viernes lo acompañó en otro acto político en Tucson (Arizona).

"¿No les indica que algo está mal si Fidel Castro sale a decir que (la reforma sanitaria) es algo bueno? A nosotros no nos gusta, pero a Castro sí", dijo Palin al arengar a unos 2.500 seguidores asistentes al acto.

La ex candidata a la Vicepresidencia atacó la reforma también ante miles de activistas del movimiento conservador "Tea Party" en Searchlight (Nevada), ciudad natal del líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid.

Reid fue figura clave en la aprobación de la reforma sanitaria y de un plan de enmiendas que amplía sus beneficios, incluyendo más subsidios y créditos tributarios.

Desde el inicio de las negociaciones hace más de un año y durante el proceso legislativo, los republicanos atacaron no sólo el contenido de la reforma sino también la vía rápida por la que fue votada.

Tanto Obama como sus aliados aseguran que la iniciativa ampliará la cobertura médica a 32 millones de personas para 2019 y reducirá los costos de salud y el déficit federal.

Los republicanos no lograron frenarla en el Congreso, donde son minoría, y necesitarían el apoyo de dos terceras partes del Legislativo para superar un veto presidencial a su revocación.

"Que se atrevan a decirle a los votantes que lucharán para eliminar los beneficios que contiene esta reforma. Creemos que es un gran error de cálculo", dijo Ricardo Ramírez, portavoz del Comité Nacional Demócrata.

En medio de todo este barullo se ha olvidado el hecho de que, en el pasado, los republicanos apoyaron la idea de exigir a cada individuo la compra de un seguro, aunque con distintas variantes.

Linda Quick, presidenta de la Asociación de Cuidado de Salud del Sur de Florida, ha dicho al diario Miami Herald que "en realidad esa fue una idea republicana" y que, según recuerda, propuso el propio McCain en 1993, cuando los republicanos derrotaron la reforma impulsada por la presidencia de Bill Clinton.

McCain no la volvió a repetir en su campaña de 2008 pero otros republicanos apoyaron la exigencia, como el ex secretario de Salud bajo la presidencia de George W. Bush, Tommy Thompson.

El ex precandidato presidencial Mitt Romney la incluyó en una ley estatal de 2006 de Massachusetts cuando era gobernador de ese estado.

En Estados Unidos se exige la compra de seguro para vehículos y exigir lo mismo para cobertura médica -algo respaldado por las grandes corporaciones y las aseguradoras- no es tan radical como parece, según observadores.

Los senadores republicanos Lamar Alexander, Bob Bennett, Mike Crapo, Lindsey Graham y Judd Gregg han apoyado en el pasado alguna variación de esa idea. Pero todos votaron en contra de la reforma promulgada por Obama.

A nadie le sorprende la reaparición de Palin con McCain: el senador de Arizona la sacó del anonimato político en 2008 y, ahora, al ex gobernadora de Alaska es toda una luminaria entre los más conservadores del Partido.

Está por verse si Palin surtirá el efecto que busca la campaña de McCain. Por ahora, lo seguro es que éste y el resto de los republicanos continuarán utilizando la reforma sanitaria como herramienta electoral.

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