Obama ha llamado a la imposición de "reglas basadas en el sentido común" para que los mercados funcionen con "libertad y equilibrio" y eviten, al mismo tiempo, "las peores prácticas de la industria financiera".
"Esa es la principal lección de esta crisis, y no estamos aprendiendo de ella", lamentó.
"Soy desde hace mucho un vigoroso defensor del libre mercado y creo que necesitamos un sector financiero sólido para conseguir préstamos, para que las familias puedan permitirse pagar las hipotecas, para vender un producto, pero lo que hemos visto en los últimos dos años es que los mercados no funcionan con libertad si no existen reglas razonables y claras para detectar los abusos y proteger a las familias".
El presidente reconoció que "el mismo sistema que permitió esta crisis todavía sigue en pie". "Nadie pone en disputa ese hecho, nadie niega la necesidad de una reforma. Así que la pregunta es muy sencilla: ¿Aprendemos de la crisis o nos condenamos a repetirla? Eso es lo que está en juego", advirtió.
Obama puso especial énfasis en una de las principales medidas de su reforma: el desarrollo de la Agencia para la Protección Financiera del Consumidor para evitar "prácticas depredadoras y asegurar que los consumidores reciben una información clara sobre los préstamos antes de firmar sobre la línea de puntos". El presidente estadounidense ha garantizado que esta agencia funcionará de manera "independiente".
"No aceptaré ningún intento de crear vacíos que puedan ser aprovechados por aquellos que abusan del consumidos, desde prestamistas a compañías de tarjetas de créditos", aseguró.
"Los republicanos han abandonado las propuestas después de meses de trabajo con los demócratas. Lo lamento, y les pido que lo reconsideren", señalo Obama.
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