lunes, 22 de marzo de 2010

¿Perderá EEUU calificación de deuda?

NUEVA YORK.- Es el equivalente a un alto número de medallas en los Juegos Olímpicos o a un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. La evaluación "triple A" es el sello de aprobación que permite a los inversionistas saber que los bonos de un país resultan seguros.

Estados Unidos figura en un pequeño grupo de naciones que tienen esa calificación, al menos por ahora. La semana pasada, Moody's Investors Service advirtió que la carga colosal de deuda del gobierno podría costarle al país su nivel de "triple A".

Pero la reacción de los inversionistas y del público ha sido de indiferencia.

El mercado bursátil pasó por una turbulencia fugaz y luego reanudó su alza gradual. Y pocos parecieron notar un reporte que planteó la posibilidad de que sus hijos y nietos tengan un menor estándar de vida, debido a la creciente deuda del gobierno.

Una calificación de "triple A" indica que un país difícilmente caerá en moratoria con su deuda. Al igual que una persona que tiene un buen historial de crédito y desea comprar una vivienda, los países con este estatus selecto reciben mejores tasas de interés cuando toman prestado dinero mediante certificados y bonos.

En tanto, si la evaluación se reduce, ello implica que los países tendrán que ofrecer intereses más altos para atraer a los inversionistas, una medida que se propaga al resto de los mercados y a su vez eleva las tasas en el sector inmobiliario, las tarjetas de crédito y los préstamos para comprar un auto o para sacar adelante una empresa.

"Da un poco de miedo", dijo Benn Steil, del Consejo de Relaciones Exteriores. La situación de deuda en Estados Unidos "es seria y necesita atenderse ya".

Los países y territorios del mundo considerados ahora suficientemente seguros como para merecer la calificación de "Triple A", por parte de otra agencia de crédito, Standard & Poor's, totalizan apenas 18, entre 123 sujetos a evaluación.

Francia, Alemania y Gran Bretaña tienen los mejores niveles, lo mismo que algunas curiosidades como Luxemburgo y Guernsey, una dependencia de la corona británica en el Canal de la Mancha.

Moody's llama técnicamente a su calificación superior "Aaa", mientras que S&P la menciona como "AAA".

Japón salió de ese grupo en el 2001. En marzo, Irlanda fue degradada, dos meses después que España.

El segundo peldaño en Moody's es "Aa1". En S&P se llama AA+. Cualquiera estaría arriba de la calificación que tiene la mayoría de los países, pero caer a ese nivel representaría cierta vergüenza para Estados Unidos.

Es un paso improbable, según los administradores de inversiones. Uno de los principales motivos de que Estados Unidos se mantenga alto en las recomendaciones es que al país le resulta fácil obtener préstamos, aún con su alta deuda, porque hay una demanda natural por los instrumentos del Tesoro.

Es el activo preferido de los bancos centrales, una especie de fondo de los países para enfrentar cualquier contingencia. A la gente le gusta también poseer dólares porque es la divisa del comercio internacional. Si se quiere adquirir petróleo, por ejemplo, hay que hacerlo en dólares.

Otra razón por la que muchos inversionistas descartan una posible degradación es que las agencias evaluadoras han advertido antes que Estados Unidos podría perder su calificación "triple A", y de todos modos los intereses sobre la deuda estadounidense han permanecido bajos.

Quizás la situación debería ser otra. Efectivamente, las finanzas de Estados Unidos no lucen bien en fechas recientes.

El déficit del país alcanzó 1,4 billón de dólares para el año fiscal 2008, tres veces más que la cifra registrada un año antes. Representa un 10% del producto interno bruto, la mayor proporción desde 1945.

Y la deuda pública estadounidense, un reflejo de años de déficit anteriores, se ubica actualmente en 7,5 billones de dólares o 53% del PIB, su mayor nivel desde 1955.

Otra preocupación es que Estados Unidos depende de la disposición de los extranjeros para financiar la deuda. Un 48% de los 7,5 billones de dólares en instrumentos negociables del Tesoro está en manos de extranjeros. Japón, otro gran emisor de bonos, tiene apenas el 4% de su deuda en manos extranjeras.

¿Es posible que los extranjeros dejen de comprar algún día la deuda estadounidense? Si hay problemas por venir habría que estar atentos a las subastas del Tesoro.

Hasta ahora, Estados Unidos ha podido vender sus bonos sin problemas en estas subastas semanales. Pero Gran Bretaña no pudo vender todos los certificados que quería en una de sus subastas el año pasado, y los escépticos apuntan a la posibilidad de que Estados Unidos tenga un "fracaso" similar algún día.

Para deshacerse de los bonos, Estados Unidos tendría que ofrecer tasas de interés más atractivas.

"El peligro auténtico es que Japón o China no se presenten con las chequeras abiertas, y entonces se desatará un infierno", dijo Marilyn Cohen, directora de la firma administradora de fondos Envision Capital. "Un ligero repliegue podría ser un golpe psicológico".

Hay muchas posibilidades de que ocurra ese golpe. La maduración promedio de los bonos existentes de Estados Unidos es de cuatro años y medio. Ello significa que Washington tiene que vender pronto nuevos bonos para pagar los viejos. Tan sólo este año, tiene previstas ventas de bonos por 2,6 billones de dólares.

En otras palabras, Estados Unidos es como el dueño de una vivienda con una hipoteca que tiene una tasa variable, quien se pregunta qué pasará si los intereses comienzan a dispararse.

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