viernes, 26 de marzo de 2010

Portugal busca evitar a todo precio ser señalado como la próxima Grecia

BRUSELAS.- Etiquetado como la posible próxima víctima de los mercados luego de Grecia, Portugal buscó el viernes a todo precio evitar cualquier comparación con su socio de la Eurozona y celebró el plan de ayuda al gobierno helénico como el medio de "combatir la especulación contra el euro".

"No, no hay razones" para comparar a Grecia y Portugal, dijo el primer ministro luso, José Sócrates, al final de la cumbre de la Unión Europea (UE) en Bruselas, visiblemente preocupado por la imagen proyectada por su país y las inquietudes que despierta en los mercados.

La campaña portuguesa recibió un claro apoyo a nivel europeo, ya que el presidente de la UE, Herman Van Rompuy, aseguró que el caso de Lisboa es "totalmente diferente" al griego, y el jefe de fila del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, señaló que "no hay ningún país que se halle en una situación comparable a la de Grecia".

Con un déficit del 9,3% del PIB (Producto Interior Bruto) en 2009 y una deuda pública aún relativamente baja del 76,6% aunque en ascenso (84,6% previsto en 2010), Portugal se encuentra cada vez más bajo mayor presión.

Esta semana, la agencia de calificación financiera Fitch rebajó la nota de su deuda a largo plazo de "AA" a "AA-", con perspectiva negativa.

En ese sentido, el acuerdo sobre un plan de ayuda a Grecia basado en la creación de un marco europeo de préstamos bilaterales y con una ayuda "sustantiva" del Fondo Monetario Internacional (FMI) debería servir para aquietar las aguas en torno a los otros miembros de la Eurozona en problemas.

Según los analistas, además de Portugal, España e Irlanda también podrían verse obligados a seguir los pasos de Grecia y recurrir a ese tipo de ayuda.

"La decisión que tomamos hoy es para Grecia, es para toda la zona euro contra la especulación", admitió Sócrates, recordando que "hay varios países con déficits de más del 10%, entre ellos Gran Bretaña, que no está en la zona euro, España, Irlanda" y asegurando sin embargo que la posibilidad de que Portugal se beneficie de este acuerdo europeo "es una mala visión de las cosas".

"No fue por ninguno de esos países que tomamos esta decisión", agregó.

En defensa de la situación financiera de su país, Sócrates recordó que el informe de Fitch "tiene muy buenas referencias al programa de estabilidad y crecimiento" portugués y "nada de su contenido recomienda la comparación entre Grecia y Portugal".

El gobierno socialista portugués, minoritario en el parlamento desde las legislativas de septiembre pasado, se comprometió a reducir el déficit público a 2,8% en 2013, según el Programa de Estabilidad y Crecimiento que presentará a Bruselas en los próximos días.

En 2009, Portugal tuvo un déficit de 9,3% del PIB (Producto Interior Bruto) y la mala situación de sus cuentas ha hecho que la agencia de calificación internacional Fitch rebajase esta semana su nota de la deuda a largo plazo a 'AA-'. En ese marco, Sócrates calificó de "normal" la decisión de Fitch que pone a su país "al mismo nivel que Italia e Irlanda".

El informe de Fitch "tiene muy buenas referencias al programa de estabilidad y crecimiento" portugués y "nada de su contenido recomienda la comparación entre Grecia y Portugal".

El viernes, otra agencia internacional de calificación, Standard & Poor's, elogió la "predisposición y habilidad" exhibidas por el gobierno de Sócrates para tomar medidas de consolidación fiscal, y mantuvo su nota "A+" para la deuda a largo plazo de Portugal.

Sin embargo, el hecho de que su ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, se manifestara este mismo viernes en Lisboa a favor de la creación de un fondo europeo que permita "financiar soluciones" en caso de nuevas crisis, muestra que los temores se encuentran lejos de estar disipados.

"Si hay un efecto dominó, si Portugal, España e incluso Bélgica se ven afectados por estos efectos de pánico que hemos visto tan a menudo en los mercados financieros, los costos serán considerablemente más elevados", señaló en ese sentido el economista belga Paul de Grauwe.

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