miércoles, 31 de marzo de 2010

A Sarkozy también lo cuestionan en la derecha por ventajas fiscales a ricos

PARÍS.- El presidente francés Nicolas Sarkozy, debilitado por el revés de su partido en las elecciones regionales y la caída de su popularidad, ve ahora uno de los pilares de su acción política, la limitación de los impuestos a los más ricos, cuestionado por su propia mayoría conservadora.

La primera salva la disparó el ex primer ministro Alain Juppé, al afirmar que había que "preguntarse" sobre la utilidad del "escudo fiscal", un dispositivo que limita a un máximo de 50% el impuesto a la renta.

"No me molestaría que a los más ricos se les pida un esfuerzo de solidaridad suplementario con relación a los que sufren la crisis", dijo Juppé, en momentos en que la reducción de los déficits se impone como una prioridad.

Esa posición, hasta hace poco minoritaria, ganó terreno después de las palizas electorales que recibió la derecha en la primera y segunda vuelta de las elecciones regionales del 14 y 21 de marzo pasados.

Incluso el presidente del grupo parlamentario de la UMP (Unión para un Movimiento Popular), el muy liberal Jean Francois Copé, hasta hace poco ferviente defensor de una de las medidas más simbólicas de Sarkozy, matizó su posición diciendo que no tenía "una religión definitiva" sobre el tema.

Desde la derrota electoral, los diputados de la mayoría ya no dudan en criticar abierta y públicamente la política económica del gobierno, considerada como mala por 70% de los franceses, según un sondeo publicado el miércoles.

"Hasta ahora nadie se animaba a hablar del escudo fiscal. La palabra se liberó un poco", se congratuló la diputada del UMP Valerie Rosso Debord.

Después de la derrota, los diputados obtuvieron el abandono de la impopular tasa a las emisiones de CO2, más conocida como la "tasa carbono", un proyecto estrella de Sarkozy tendiente a instaurar una fiscalidad más ecológica.

La incipiente rebelión de los diputados sarkozystas coincide con un paisaje político de derecha más abierto en vistas a las presidenciales del 2012, debido a la caída en picada de la popularidad de Sarkozy, que por primera vez aparece derrotado por la izquierda en los sondeos.

Juppé, que no descarta ser candidato si Sarkozy no se representa en 2012, y Jean-François Copé no quieren que las críticas contra el gobierno sean monopolizadas por el ex primer ministro Dominique de Villepin, que anunció el lanzamiento de un movimiento político en vistas a 2012.

Al atacar el escudo fiscal, los diputados rebeldes apuntan a uno de los actos fundacionales del "sarkozysmo" presidencial.

"Me parece justo que al final del año se pueda disponer de la mitad de lo que se ganó", no deja de repetir Sarkozy, cuyo principal eslogan de campaña fue "trabajar más para ganar más".

En sintonía con Sarkozy, el primer ministro François Fillon rechazó el domingo la posibilidad de suprimir ese dispositivo diciendo que "Francia tiene el nivel de retenciones fiscales más elevado del mundo".

Según la OCDE, Francia ocupa en realidad el cuarto lugar mundial detrás de Dinamarca, Suecia y Bélgica.

En 2008, el escudo fiscal le costó al Estado francés 580 millones de euros, una suma pequeña con relación a los déficits de Francia.

Pero lo que no soportan los franceses es el reparto de esa suma ya que las 100 personas más ricas de Francia cobraron en promedio un cheque de 1,15 millones de euros.

La izquierda señala además sin cesar que gracias al escudo fiscal, las 100 principales fortunas de Francia escapan automáticamente a las futuras alzas de impuesto.

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