"En las actuales circunstancias, en las que Europa se enfrenta a decisiones fundamentales, es más importante que nunca reconocer que una unión próspera requiere una actuación determinada por parte de todos. Sea cual sea la dirección de las decisiones que se adopten sobre la actual situación, lo más importante es que los políticos europeos estén a la altura de sus responsabilidades", dijo Trichet en un discurso que, aunque no mencionaba explícitamente a nadie, parecía aludir a la canciller alemana, Angela Merkel, que se niega a aprobar un plan de rescate para Grecia.
"La unión monetaria en Europa es mucho más que un acuerdo monetario. Compartimos un destino común", resaltó el presidente del BCE. "La unión monetaria no es una cuestión de conveniencia", apuntó.
Trichet resaltó que gracias a la unión económica y monetaria, "hemos logrado un considerable grado de cohesión y estabilidad y debemos proteger este logro". Por ello, celebró el compromiso adoptado por los países de la eurozona el pasado 11 de febrero de adoptar "medidas coordinadas y contundentes, si es necesario, para salvaguardar la estabilidad financiera de la eurozona" en el contexto de la crisis griega.
El presidente del BCE afirmó que "la recuperación económica avanza, pero ello no significa que la crisis se haya acabado". "Sabemos que el ritmo de la recuperación será desigual, y no podemos descartar recaídas", dijo en una comparecencia ante el pleno de la Eurocámara.
Resaltó además que los países de la UE se enfrentan todavía a "numerosos desafíos" en la reforma de los sistemas bancarios para garantizar que cumplan su tarea de financiar la economía real.
Trichet explicó que a medida que la recuperación se consolide el BCE irá retirando las medidas extraordinarias de liquidez que puso en marcha al principio de la crisis para no crear "dependencia". No obstante, reiteró su compromiso de mantener esta asistencia de liquidez al sistema bancario de la eurozona al menos hasta octubre.
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