jueves, 8 de abril de 2010

El plan europeo de apoyo a Grecia falló a la hora de tranquilizar los mercados

BRUSELAS.- Lejos del efecto balsámico esperado, el compromiso de ayuda a Grecia aprobado por sus socios de la Eurozona despertó nuevas incertidumbres sobre la solvencia de las finanzas públicas helénicas en los mercados, que este jueves volvieron a penalizar sus tasas de obligaciones.

"La apuesta de Europa fracasó espectacularmente y la escalada del rendimiento de las obligaciones griegas hace que todavía sea más improbable que Grecia pueda salir de su agujero negro presupuestario sin ayuda efectiva", advirtió Nick Kounis, economista del banco Fortis.

En su última cumbre de finales de marzo, los líderes europeos acordaron tras arduas negociaciones un plan de ayuda financiero a Grecia para ser aplicado únicamente en caso de imperiosa necesidad, es decir, si Atenas deja de poder financiarse a partir de los mercados.

Pese a ser condicional, el acuerdo estaba destinado a enviar un claro mensaje de los dirigentes europeos de que no abandonarían Grecia, esperando así restablecer la confianza en los mercados hacia la Eurozona.

Pero el efecto psicológico previsto no tuvo lugar. El rendimiento de las obligaciones del Estado griego registró este jueves un nuevo récord, del 7,322%, más del doble de lo que paga Alemania, hundiendo la bolsa de Atenas y haciendo retroceder el euro por debajo de 1,33 dólares por primera vez en dos semanas.

Para los mercados, el riesgo de un default de la deuda pública griega sigue siendo palpable. Según la prensa griega, el déficit público para 2009, que ya había sido revisado al alza hasta un astronómico 12,9% del Producto Interior Bruto (PIB), podría haber alcanzado hasta el 14,3%.

Ante el abismo financiero cada vez mayor que se abre frente al Gobierno griego, los mercados exigen a Europa que pase a la acción.

"Básicamente, lo que los mercados están diciendo es que quieren que el plan (de ayuda europeo) sea concretado, porque hasta ahora sólo se ha hablado mucho", declaró una fuente del sector bancario griego.

El plan aprobado por los líderes europeos, que contempla otorgar a Grecia préstamos bilaterales junto con una ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI), además de estar pensado para ser usado como "último recurso", requiere la unanimidad de los 16 países de la Eurozona para ser aplicado.

Y Alemania, principal motor económico europeo, no está por la labor, especialmente antes de las elecciones regionales del próximo 9 de mayo. "Todos sabemos que es imposible para Alemania prestar dinero a Grecia antes" de los comicios, declararon fuentes diplomáticas europeas, en alusión a la hostilidad de la mayoría de la opinión pública alemana a cargar con el déficit público griego.

El acuerdo europeo no resuelve además otra incógnita, esencial para los mercados: la tasa de interés que iría asociada a los préstamos bilaterales a Grecia. "Las discusiones" en torno a ese asunto "todavía no han finalizado", reconocieron las fuentes, mientras que el diario alemán Financial Times Deutschland estimó que las tasas podrían oscilar entre el 3% y el 6,5%.

Los temores sobre la solvencia de las arcas griegas y las críticas a los dirigentes europeos llevaron este jueves al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, a salir en defensa de la Eurozona, descartando cualquier posibilidad de que Grecia se declare en default y juzgando el plan europeo de "factible".

"Considerando la información de que dispongo, el default no es un tema para Grecia", dijo Trichet. "Nadie debería tomar a la ligera una declaración firmada por todos los jefes de Estado" de la zona euro, recalcó paralelamente, en alusión al plan de apoyo.

Una opinión que parece no compartir el líder de los liberales en el Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt: la respuesta a la crisis griega "no reside en una solidaridad superficial que puede que sí, o puede que no, sea implementada", afirmó el miércoles.

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