miércoles, 14 de abril de 2010

El rescate a Grecia, ¿un parche que sólo evita el riesgo inmediato de quiebra?

BRUSELAS.- La ayuda que los europeos están dispuestos a aportar a Grecia puede resultar un parche que no evitará a medio plazo su quiebra si no va acompañada de un verdadero plan gubernamental de reformas, estiman analistas, alertando de las peligrosas similitudes de esta crisis con la de Argentina en 2001.

Presionados por los mercados, los 16 países de la Eurozona adoptaron el domingo un plan de tres años para ayudar financieramente a Grecia, junto a una aportación del Fondo Monetario Internacional (FMI), que será activado si Atenas lo requiere, pese a que por ahora afirma poder prescindir de ese apoyo.

Los socios europeos podrán aportar el primer año hasta 30.000 millones de euros (40.000 millones de dólares) y aunque el monto del FMI todavía no ha sido anunciado, se estima que puede llegar a los 15.000 millones de euros. El importe para los dos años siguientes no se ha fijado.

Pese a que su mera adopción dio un respiro al euro, penalizado por la pérdida de confianza de los mercados en el conjunto de la Eurozona, y rebajó claramente el rendimiento de las obligaciones griegas, el plan, a medio plazo, "no ha cambiado en nada" los riesgos para el país, dijo Peter Boone, investigador asociado de la London School of Economics (LSE).

La ayuda de los europeos "se habrá agotado en ocho meses y si se añade dinero del FMI durará once meses. Y después ¿qué pasará? Grecia tendrá una deuda mayor", advierte este experto.

"Si quiere evitar el default, Grecia necesita reducir radicalmente su gasto fiscal y aumentar su competitividad", pero de lo único que dispone ahora es de un "llamado plan de austeridad", que "en realidad es un presupuesto diseñado por un gobierno débil, incapaz de tomar las decisiones necesarias", prosigue Boone.

Zsolt Darvas, investigador del instituto Bruegel, especializado en política económica europea, ve en cambio el vaso medio lleno a la hora de evaluar el plan europeo: sin este dinero, "la quiebra sería rápida e inevitable", afirma.

Con ese paquete, "se dará tiempo a las autoridades griegas para que entiendan que su situación es muy seria y que sus consecuencias pueden ser mucho peores si no toman las medidas necesarias", explica Darvas.

"Este año no habrá quiebra, pero seguramente sí en el futuro", auguró esta semana Wolfgang Munchau, columnista del Financial Times.

El plan es "sólo un pequeño paso", seguramente insuficiente para frenar la "espiral de la deuda griega", afirmó también el multimillonario financiero George Soros.

De confirmarse estos presagios, el plan de rescate sólo logrará retrasar lo inevitable para Grecia, cuya explosiva deuda se sitúa en los 300.000 millones de euros (113% del PIB).

¿Se repetirá por lo tanto el trágico final al que llegó Argentina en 2001, cuando en 2001 tuvo que declarar la mayor moratoria contemporánea, por casi 100.000 millones de dólares, pese a las aportaciones de fondos del FMI?

Existen "paralelismos desconcertantes entre la catastrófica década argentina 1991-2001, que finalizó con la quiebra del Estado, y Grecia", advierte Boone en un reciente artículo firmado junto a su colega Simon Johnson, del Instituto Peterson de Economía Internacional.

Y la mayor diferencia es que Grecia está "más endeudada, es mucho menos competitiva en los mercados globales y necesita mayores ajustes fiscales y salariales", analizan.

Para ambos expertos, lo más probable es que el FMI acabe cometiendo con Grecia los "mismos errores" que con Argentina, donde "su ayuda seguramente hizo más traumático su colapso", al no ir condicionada a un agresivo plan del gobierno, que incluyera medidas como la reestructuración de la deuda.

La situación helénica "es horriblemente reminiscente a esos primeros días en que Argentina empezó a precipitarse hacia el colapso", insisten.

Según Darvas, "existen muchas similitudes con Argentina", pero mientras ese país pudo elegir romper la paridad de su peso con el dólar -pese a ser una dolorosa medida-, es impensable que Grecia salga ahora de la Eurozona, por lo que no le queda otra opción que un rescate desde el exterior.

"Salirse del euro significaría el colapso inmediato del sistema bancario. Todos los capitales saldrían del país", afirma Darvas, añadiendo que "según el Banco Central Europeo, legalmente es imposible abandonar la zona euro".

Para Boone, en cambio, esa posibilidad no debe excluirse: "Si los griegos no empiezan a hacer esfuerzos serios para resolver sus problemas en vez de pedir dinero fuera para ganar tiempo, me temo que algunos países querrán sacarlos de la Eurozona".

Recientemente, Alemania sugirió esa opción para los socios más laxistas que no apliquen con rigor la disciplina presupuestaria que les exige Bruselas.

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