El presupuesto anual de la UE debe estar equilibrado al final del ejercicio, sin pérdidas ni beneficios. Por ello, todo superávit se traslada automáticamente al presupuesto del año siguiente, reduciendo proporcionalmente las contribuciones de los Estados miembros de acuerdo con su producto interior bruto (PIB).
Las reformas de gestión financiera introducidas en los últimos años han permitido reducir el superávit presupuestario de la UE en un 90% desde 2001. El excedente del año pasado (1,9%), es ligeramente más alto que en 2008 (1,5%) debido a la fluctuación de los tipos de cambio, según el Ejecutivo comunitario.
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