viernes, 30 de abril de 2010

Ginebra hace más estricta la ley para proteger a sus 2.900 prostitutas

GINEBRA.- A partir del sábado, los salones de masajes, las agencias de muchachas de compañía y las prostitutas del cantón suizo de Ginebra deberán declarar detalladamente sus actividades a la policía, una novedad que ya provocó la oposición de una parte de ese sector, legal en Suiza.

"Hay menos prostitutas en las calles y más en los salones o por intermedio de agencias, por lo que nos dimos cuenta que había que ocuparse también de este modo de ejercicio de la prostitución, porque si no se ignoraba la mitad de los problemas", explicó el secretario adjunto del departamento de la seguridad y de la policía del cantón de Ginebra, Nicolas Bolle.

En Suiza, la profesión más antigua del mundo es legal si se ejerce en toda libertad y sin la presión de alguien, y la prostituta es considerada como una trabajadora independiente y, como tal, paga impuestos.

En Ginebra hay unas 2.900 prostitutas declaradas, así como 160 "salones", que alquilan por día, por un promedio de 100 francos suizos (89 dólares), una habitación con una cama, sábanas, preservativos y toallas a las prostitutas que trabajan en las calles, y 25 agencias que facilitan los encuentros a domicilio o en un hotel.

"La situación particular de Ginebra, que es a la vez internacional, ciudad frontera, económica y comercial, explica por qué hay tantas prostitutas", señaló Bolle.

No obstante, según la asociación de ayuda a las prostitutas Aspasie, ellas son mucho menos numerosas debido a partidas que no son declaradas y a que muchas de ellas no trabajan todo el año.

Las ley obliga a salones y agencias a una larga lista de obligaciones: controlar si la prostituta tiene documento de residencia y autorización de trabajo y, más aún, registrar las llegadas y partidas de los clientes, los servicios ofrecidos y el precio respectivo.

También obliga a verificar si las prostitutas ejercen libremente y no son "víctimas de la trata de seres humanos, de amenazas, de violencias, de presiones o de usura, o que haya aprovechamiento de su desamparo, o de su dependencia".

En el barrio de Paquis en Ginebra, la reacción frente a las nuevas disposiciones es moderada. "Para nosotros, nada cambia pues ya había que registrarse ante la policía", explicó una joven rubia que esperaba un cliente.

"Va muy lejos", afirma por el contrario Daniel C, director de la agencia Switzescort, que presentó un recurso ante el Tribunal federal contra la nueva ley adoptada en diciembre de 2009 por "obstáculo a la libertad comercial".

"Atacar la prostitución siempre ha sido benéfico políticamente", se lamenta: "Puede ocurrir que a veces" haya abusos, "pero según lo que se, siempre ésto ha sido reprimido por la policía".

El director de Switzescort, que se asoció con el salon Venusia, un prostíbulo de lujo en el centro de la ciudad, se inquieta también de la nueva posibilidad para la policía de visitar los lugares en todo momento.

La policía "podrá controlar la identidad de la mujer y su cliente. Si ésto ocurre dos o tres veces seguidas, no habrá más que cerrar", se lamentó.

La nueva ley del cantón de Ginebra prohibe también de manera expresa la prostitución de las menores, que era posible hasta ahora debido a una rareza del código penal.

En Suiza, la edad de la mayoría sexual fue fijada a 16 años, y como la prostitución no está prohibida, es posible a las chicas de 16 a 18 años ejercer el oficio de manera totalmente legal.

No obstante, según las autoridades, este fenómeno era inexistente en Ginebra.

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