viernes, 9 de abril de 2010

Golfito: de puerto bananero a la meca del consumo en Costa Rica

SAN JOSÉ.- Decenas de autobuses y vehículos de todo el país llegan a Golfito cada mes, repletos de ávidos compradores de electrodomésticos, ropa, licores y juguetes en este Depósito Libre, surgido de la depresión que dejó la salida de las compañías bananeras estadounidenses.

A 350 kilómetros al sur de San José, este puerto del Pacífico Sur costarricense cuenta desde 1986 con un Depósito Libre exento de impuestos, un imán para quienes buscan hacer negocios.

"Aquí vengo cada 22 días. Compro electrodomésticos que revendo en San José y me gano mi dinero", asegura Albino Quesada, que lleva 20 años viajando a Golfito.

Los compradores disponen de una tarjeta, emitida por el ministerio de Hacienda, con un límite máximo de 500 dólares.

Bajo un calor implacable que supera los 35 grados centígrados, los compradores se desplazan por los 41 locales comerciales procurando los precios más bajos.

"Aquí vienen alrededor de 200 mil personas al año, especialmente en diciembre, Semana Santa y época de vacaciones escolares", dijo el presidente de la Junta de Desarrollo de la Zona Sur (Judesur), Marvin Orozco, que administra las instalaciones de casi dos hectáreas.

El 18% de los impuestos que pagan las mercancías al ingresar al país van a Judesur, que anualmente entrega cerca de 10 millones de dólares a organizaciones sociales y a los municipios de Corredores, Coto Brus, Osa, Buenos Aires y Golfito, precisó Orozco.

"Consideramos sumamente importante lo que con el Depósito se hecho en la Zona Sur, con proyectos de infraestructura, ayuda a estudiantes y a los productores de café y palmera de los cinco municipios", resumió Orozco.

Un negocio que puede verse amenazado, especialmente con el reciente Tratado de Libre Comercio (TLC) suscrito esta semana entre Costa Rica y China, país de origen de buena parte de los productos que aquí se venden.

El puerto de Golfito fue en el pasado un próspero municipio, gracias a la producción de banano de la compañía estadounidense Chiquita Banana, que levó anclas a raíz de una prolongada huelga de trabajadores en la primera mitad de la década de los años 80.

Tras un período ruinoso para sus pobladores, el Depósito Libre ha sido vital para la recuperación económica, con el establecimiento de restaurantes, hoteles y pequeños negocios que venden refrescos y golosinas en sus alrededores.

"Sin duda alguna el Depósito ha contribuido a fomentar el desarrollo y el 'statu quo' de la zona", asegura muy convencido Antonio García, dueño de un restaurante frente a las instalaciones que emplean a unas 1.200 personas.

Hay quienes viajan hasta 120 kilómetros para vender productos a los visitantes.

"Tengo 11 años de venir aquí. Vengo desde Paso Canoas (frontera con Panamá) para vender golosinas", dice Dominga Taisigue, que vende refrescos en la propia entrada del Depósito."Con lo que hago me gano la vida y la de mi familia".

En el interior es común encontrar personas que compran tarjetas o los saldos de éstas para adquirir productos que luego revenden para ganarse la vida.

"Aquí llevo 11 años, compro saldos con los que luego compro productos que revendo y con ello me gano la vida", confiesa Luis Granados, uno de los 80 "tarjeteros" del lugar.

Otros como Marta Solís hallaron en Golfito un filón para hacer negocios con los excursionistas.

Solís lleva 20 años de viajar desde San José con un autobús cuatro días por semana. Cada viajero cancela en promedio 37 dólares que incluyen el hospedaje.

"El depósito es una fuente de empleo y desarrollo para esta zona", dice con la experiencia de viajar cada semana a Golfito.

"Nosotros traemos gente de San José y de otras provincias que vienen a comprar por los precios bajos de aquí en Golfito", afirmó esta mujer, un rostro muy conocido por muchísimos golfiteños.

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