En este esfuerzo serán claves las interconexiones entre España y Francia, según un informe elaborado por el 'think thank' 'European Climate Foundation' y presentado hoy en Bruselas.
"Francia y España admiten desde hace años que es necesario conectar los dos países de manera más intensa pero, debido a la oposición local sobre las líneas de las nuevas redes, difícilmente se harán nuevas inversiones", señala el estudio, que sostiene que se necesitan diez años o más para planificar y construir las líneas de transmisión.
También calcula que la capacidad de las conexiones interregionales de energía eléctrica ha aumentado un 17% en los últimos diez años y tiene que crecer un 23% en la próxima década. El mayor incremento se tiene que producir entre España y Francia, donde la producción tiene que pasar de 1 a 32 gigavatios.
Reducir un 80% las emisiones implica, según el estudio, una transición hacia un nuevo sistema de energía, tanto en la forma de usarla como en la de producirla, y requiere una transformación del sector desplazando la inversión hacia modos de generación que consuman poco carbón. "Se requieren cambios drásticos para aplicar este nuevo sistema de energía, fondos y apoyo público", prosigue el análisis de la Fundación europea.
Y alerta de que esperar hasta 2015 o más para iniciar las grandes inversiones en infraestructuras supondrá una dura carga para la economía y la industria de la construcción, un retraso que dificultará también los cambios en las políticas, la regulación, planificación y permisos.
Así pues, aunque considera viable, tanto técnica como económicamente el camino hacia una energía eléctrica totalmente descarbonizada, sostiene que el reto es su aplicación y que habrá que instalar una media de 5.000 kilómetros cuadrados de paneles solares en 40 años, es decir el 0.1% de la superficie de la Unión Europea, si se supone que el 50% de los proyectos ya están planificados.
Esto no será posible a menos que se eliminen algunas "barreras" históricas y se busquen soluciones alternativas a cuestiones como las líneas eléctricas aéreas sobre los Pirineos y un mayor porcentaje en los 'mix' energéticos de la solar y la eólica.
En definitiva, el reto de la aplicación no es la tecnología, el capital o la capacidad de la industria para llevar a cabo la transformación, sino las políticas y la reglamentación que se requieren para movilizar los recursos existentes y los que se necesitarán en el futuro.
Así, si los líderes europeos se toman en serio el objetivo de reducir un 80% las emisiones en 2050, Bruselas y los Estados miembros tendrán que hacer un gran esfuerzo para reorganizar todo el panorama energético mejorando el mercado y contando con una regulación eficaz.
Por su parte, la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, que participó en la presentación del informe, destacó que se pone de manifiesto que es perfectamente posible trabajar para contar con un sistema eléctrico prácticamente descarbonizado de aquí a 2050.
"Las tecnologías existen, son perfectamente viables, no es cierto el argumento de que resulte en exceso costoso", dijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario