viernes, 28 de mayo de 2010

Australia denunciará a Japón por la caza de ballenas en el Ártico

CANBERRA.- El Gobierno de Australia anunció este viernes que planea iniciar medidas legales contra Japón para poner fin a la caza de ballenas con fines científicos en el océano Ártico, una medida por la que Canberra no espera represalias de su segundo socio comercial.

"El Gobierno australiano no ha tomado esta decisión a la ligera", señaló el ministro de Exteriores, Stephen Smith, después de informar sobre el contenido de los documentos que serán presentados la próxima semana ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya.

"Hemos sido pacientes y hemos mantenido nuestro compromiso con la búsqueda de una solución diplomática a este asunto. Hemos participado en diferentes conversaciones con la Comisión Ballenera Internacional (IWC) y con Japón", señaló Smith.

"Ambos países hemos acordado que, cualesquiera que sean nuestras diferencias respecto a la caza de ballenas, este asunto no dañará nuestra sólida y creciente relación bilateral", añadió el ministro de Exteriores australiano.

Grupos ecologistas habían acusado al primer ministro de Australia, Kevin Rudd, de haber dado marcha atrás a sus amenazas de demandar a Japón ante la CIJ por miedo a que las relaciones comerciales entre ambos países, que alcanzan un volumen anual de 58.000 millones de dólares (unos 47.000 millones de euros), quedaran dañadas.

Australia ya anunció este viernes que la próxima semana iniciará una acción legal para que Japón cese la matanza de cientos de ballenas por año alegando motivos científicos, lo que provocó la inmediata reacción de Tokio.

Fuentes oficiales australianas anunciaron que presentarán documentos ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya "la próxima semana", dejando de lado la diplomacia después de reiteradas amenazas de pleito.

"Queremos que termine la matanza de ballenas en nombre de la ciencia en el Océano Austral", dijo el ministro de Protección del Medio Ambiente, Peter Garrett.

Reaccionando a la decisión australiana, el ministro japonés de Pesca, Hirotaka Akamatsu, calificó dicho anuncio de "muy decepcionante", y agregó que las "investigaciones" de Japón fueron aprobadas según las normas de una moratoria internacional sobre la caza comercial de ballenas.

El ministro australiano de Relaciones Exteriores, Stephen Smith, explicó que su Gobierno no logró encontrar una solución diplomática a este problema, a pesar de las discusiones en la Comisión Internacional Ballenera (IWC, según su nombre en inglés).

La posición de Canberra en este terreno se hizo más agresiva en los últimos meses, y advirtió a Japón que la diplomacia "podría llegar a su fin este año", al tiempo que presentaba un plan para terminar con la controversia.

Japón defendió la legalidad de su programa y calificó de "muy lamentable" el intento australiano de abolir la llamada "caza científica de ballenas" y poner fin a a esta actividad en el Océano Austral en cinco años.

El mes pasado, la IWC adoptó un compromiso proponiendo que se permita la caza de ballenas a Japón, Islandia y Noruega con el compromiso de que la diminuirán "significativamente" en diez años.

Australia se opuso firmemente a este compromiso, que fija en 410 el número de ballenas que serán cazadas en la próxima temporada -después de 500 este año- y en 205 en la temporada 2015-2016.

Nueva Zelanda también afirmó que estaba examinando una acción contra Japón en la CIJ, y su ministro de Relaciones Exteriores, Murray McCully, anunció una decisión al respecto "en las próximas semanas".

Ambos países se han opuesto enérgicamente a la actividad ballenera de Japón, que ese país lleva a cabo gracias a una laguna jurídica en la moratoria internacional de 1986 que permite la cacería con fines "científicos".

Violentos enfrentamientos entre militantes opuestos a la caza de ballenas y balleneros hicieron aumentar la tensión.

En este contexto, esta semana comenzó en Tokio el proceso contra el neozelandés Pete Bethune, acusado de abordar un ballenero como represalia por el hundimiento de una lancha ultramoderna de la organización ecologista Sea Shepherd Conservation Society, después de ser embestida por el navío japonés.

Bethune, de 45 años, fue capturado por los balleneros y entregado en Japón a los guardacostas que lo acusaron de obstaculizar una actividad comercial, violación y destrucción de propiedad privada, posesión de armas y asalto.

El veredicto podría ser pronunciado en junio y Bethune puede tener una condena de hasta 15 años de cárcel.

La próxima reunión de la Comisión Ballenera Internacional está prevista para junio en Marruecos.

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