sábado, 29 de mayo de 2010

El Arzobispo de Granada aboga por una economía más humana

TOLEDO.- El arzobispo de Granada, Javier Martínez, ha asegurado hoy que una economía construida sobre el interés propio, "aunque hace progresar momentáneamente, genera un déficit de humanidad que termina haciendo esa economía inviable".

Y ha apostillado que "una economía basada en la gratuidad y la generosidad, sobre una justicia que no sea dar a cada uno lo que uno aporta, sino dar a cada uno según lo que cada uno necesite, sería también una economía más estable y más sólida, con una estructura muy diferente de la actual".

Así se ha pronunciado monseñor Martínez, en una rueda de prensa ofrecida esta tarde en Toledo, en el marco del X Congreso Eucarístico Nacional, que desde el pasado jueves y hasta mañana, domingo, reúne en dicha ciudad a medio centenar de obispos y 800 congresistas.

El arzobispo de Granada, autor de la ponencia de este congreso "La Eucaristía, escuela para la vida", se ha referido también a que el concepto de bien común "se ha perdido en nuestros esquemas políticos actuales" y, en este sentido, ha afirmado que "una sociedad que coopere para el bien, en lugar de competir por el poder, sería también una sociedad infinitamente más humana".

Preguntado sobre la incidencia del plan de ajuste del Gobierno sobre sectores vulnerables de la sociedad como los mayores, Martínez, sin querer entrar a valorarlo, ha dicho que "un pueblo que se alimente realmente del amor de Cristo generaría una sociedad en la que el Gobierno sería muy poco decisivo para la vida económica".

Y ha agregado que "el hecho de que tengamos que depender tanto de medidas que toman otros significa que, como sujetos sociales, estamos muy deteriorados", pues "ser objeto de un amor infinito le hace a cada uno ser protagonista de su propia vida de una manera que ni la sociedad más liberal del mundo sería capaz de imaginar".

También ha llamado la atención el arzobispo de Granada sobre el hecho de que "en todas las facultades de economía se ha estado enseñando que el único modo racional y humano de obrar es que cada uno siga su propio interés, bueno, pues éste es el resultado", ha sentenciado.

Y tras admitir que "todos somos responsables de la crisis porque todos tendemos a entendernos a nosotros mismos en clave de producir y consumir", ha insistido en que este planteamiento le parece "tremendamente inhumano".

Sobre la Eucaristía como escuela de vida, tema de su ponencia, monseñor Martínez ha indicado que, en la tradición cristiana, "la misa es algo más que un acto de piedad o una práctica religiosa, representa el misterio profundo de la realidad de Dios, de la realidad de lo que somos nosotros para Dios y de lo que somos los unos para los otros".

Y en este sentido, ha indicado que "la Eucaristía nos abre el camino para comprendernos a nosotros mismos, para comprender el significado de la vida (...), que los bienes para los que nuestro corazón está hecho son todos expresión de un bien infinito e inagotable y, por lo tanto, no son bienes escasos por los que uno tiene que pelearse para lograr, sino que son bienes para dar".

Se ha preguntado también por qué si "somos tantos millones de personas las que participamos de la eucaristía semanal o diariamente, se nos nota tan poco" y se ha contestado a sí mismo: porque existe una división entre nuestra vida cristiana y nuestra vida real que hace que la Eucaristía sea un acto de piedad, pero no una escuela para vivir".

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