martes, 4 de mayo de 2010

El plan de ayuda a Grecia suscita divisiones entre las potencias europeas

BRUSELAS.- El plan de ayuda a Grecia ha suscitado divisiones en Europa, con Alemania criticada por sus dudas, y con Francia y Holanda pidiendo un refuerzo del Pacto de Estabilidad y Crecimiento para que se eviten abusos presupuestarios.

Los líderes europeos no estaban tan contentos al día siguiente de que la Eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordaron ayudar a Grecia con 110.000 millones de euros (146.000 millones de dólares) de aquí a 2012, para evitar que Atenas suspenda pagos.

El lunes, Italia acusó a Alemania de haber esperado demasiado para apoyar el mecanismo de ayuda, que a su juicio debería haberse activado mucho antes. "Era necesario intervenir enseguida para ayudar a Grecia", declaró el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Franco Frattini, citado por la prensa local.

"Hemos respetado la prudencia de un gran país como Alemania, le hemos dado tiempo para reflexionar, pero durante este tiempo los daños han aumentado, porque los especuladores internacionales han trabajado y, de la debilidad inicial, hemos pasado a una situación insostenible", agregó Frattini.

Hasta el último momento, el principal contribuyente del plan, Alemania, se hizo rogar para apoyar el plan. La canciller Angela Merkel, que afronta una opinión pública hostil y una elección regional muy importante el 9 de mayo, se mostró muy dura exigiendo a Atenas un plan de ahorro "creíble" a cambio de la ayuda.

Pero al fin, el lunes, el gobierno de Merkel adoptó un proyecto de ley para autorizar la contribución del país, de 22.400 millones de euros, que se espera quede aprobada por el Parlamento el próximo viernes.

Con todo, Merkel no dejó el lunes de defender una transformación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE "de manera que no pueda ser esquivado". El Pacto de Estabilidad fija en el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) el límite anual del déficit público y en el 60% del PIB el de la deuda pública. Grecia excede ambos límites, ya que el año pasado su déficit alcanzó el 13,6% del PIB y su deuda pública el 115,1%.

Con este Pacto, adoptado en 1997, Alemania quería imponer un rígido corsé con el que garantizar la convergencia de las finanzas públicas de la Eurozona y evitar crisis como la de Grecia. Sin embargo, las exigencias alemanas quedaron luego diluidas, por la oposición de otros importantes países de la zona euro, como Francia.

En La Haya, el ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager, coincidió con Merkel considerando que se necesitan "nuevos acuerdos, mucho más estrictos" en torno al Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

"Es importante aprender la lección de esta situación y revisar la reglas europeas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento", declaró el ministro en un comunicado publicado en su sitio de internet.

Francia se unió al llamamiento en favor de un Pacto de Estabilidad más exigente, pero su ministra de Finanzas, Christine Lagarde, no se ahorró las críticas a Alemania y su dependencia de las exportaciones.

En una entrevista al diario francés Le Monde, Christine Lagarde defendió una reforma del Pacto para que incluya "un examen de la competitividad y de la estabilidad financiera".

Pero también destacó que en los últimos años no se le ha prestado atención al desfase creciente entre la economía alemana, boyante gracias a sus exportaciones, y los problemas de deuda de Grecia, Portugal e Irlanda, todos ellos miembros de la Eurozona.

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