martes, 4 de mayo de 2010

Geithner defiende el impuesto a la banca para evitar que los contribuyentes de EE UU paguen los costes de los rescates

WASHINGTON.- El secretario del Tesoro estadounidense, Tim Geithner, defendió hoy que la tasa para los grandes bancos del país propuesta por el Gobierno pretende asegurar que las principales entidades financieras se hagan cargo de los costes directos del programa de alivio de activos problemáticos (TARP por sus siglas en inglés), en vez de asumirlos los contribuyentes.

"Aprobar esta tasa dejará claro a los ciudadanos estadounidenses que no tendrán que correr con los costes directos de proteger la economía de futuras quiebras financieras", insistió Geithner durante su comparecencia ante el Comité de Finanzas del Senado.

En concreto, explicó que la tasa se aplicará por un periodo de al menos diez años y recaudará en este periodo unos 90.000 millones de dólares (69.000 millones de euros). Además se fijará en un nivel que asegure que los costes del TARP no se añadan a la deuda pública. "Creemos que se debería mantener por más tiempo, si es necesario, para asegurar que el coste del TARP se recupera totalmente", añadió.

Asimismo, Geithner apuntó que el impacto estimado de este rescate en el déficit varía entre los 109.000 millones de dólares (83.600 millones de euros) que apunta la Oficina de Presupuestos del Congreso y los 117.000 millones de dólares (89.700 millones de euros) que prevé la Casa Blanca.

El secretario del Tesoro incidió en que aquellas entidades que corran más riesgos y financien sus actividades con unos recursos menos estables "pagarán más" que aquellas empresas que los gestionen de forma más conservadora. "De esta manera, la tasa se dirige, y pretende desanimar, actividades que pongan en mayor riesgo la estabilidad del sistema financiero", agregó.

Por otra parte, defendió que esta tasa es un "esfuerzo complementario" para mejorar la estabilidad del sistema financiero estadounidense y no sustituye las propuestas del Gobierno para aprobar unos requisitos más conservadores para el capital y la liquidez las grandes entidades.

En este línea, defendió que supone un "importante complemento" a la reforma financiera que se debate en estos momentos en el Senado. "Estas reformas ofrecerán más protección a las familias y las empresas estadounidenses, exigirán limites mayores a los riesgos tomados por las grandes entidades, aportarán transparencia y supervisión a los mercados de derivados y permitirán al Gobierno desmantelar entidades en quiebra sin riesgos para el contribuyente", remarcó.

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