lunes, 3 de mayo de 2010

Grecia se salva de la quiebra inmediata pero persisten las dudas a medio plazo

BRUSELAS.- La ayuda que Europa y el FMI inyectarán en las arcas públicas de Grecia evitará su quiebra inmediata, pero los expertos dudan de que baste para saldar su deuda, teniendo en cuenta la parálisis de su economía y las dificultades que hallará para aplicar su plan de austeridad.

Los socios de la Eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI) pusieron el domingo sobre la mesa 110.000 millones de euros (unos 146.000 millones de dólares) para rescatar a Grecia durante los próximos tres años, una ayuda sin precedentes para una nación en apuros.

El objetivo es evitar la quiebra de un país que acarrea una deuda pública superior a 300.000 millones de euros -una cifra que salió a la luz tras varios años de haber provisto datos falsos-, y evitar un efecto dominó hacia países con otros problemas presupuestarios en la zona euro, como Portugal y España.

Pero los analistas se muestran unánimes a la hora de juzgar que el paquete es sólo un parche.

"Desde luego, la ayuda que recibirá Atenas es sólo suficiente para evitar la ruina a corto plazo", asegura Zsolt Darvas, investigador del instituto Bruegel de Bruselas.

"Era indispensable activar ese monto inmediatamente, pero no resuelve el problema a largo plazo: la deuda de Grecia es demasiado elevada", según Fredrik Erixon, director del Centro Europeo de Política Económica Internacional.

"Ese dinero no va a convertir a Grecia en un país solvente: lo único que hace es ampliar la deuda que va a tener que pagar después", confirma Peter Boone, investigador asociado de la London School of Economics (LSE).

Para Darvas, "la cuestión fundamental es saber si el gobierno logrará implementar el plan de austeridad prometido" y si la ayuda "compensará la falta de crecimiento económico que se prevé para los próximos años".

Grecia presentó el domingo un plan de austeridad, que incluye el recorte de los salarios de los funcionarios públicos y un aumento del IVA, para rebajar su déficit cercano al 14% del Producto Interior Bruto (PIB) hasta el 3% para 2014.

El programa, indispensable para obtener a cambio la ayuda internacional, fue juzgado "sólido" y "ambicioso" por los países de la Eurozona, que el domingo se reunieron en Bruselas a nivel de ministros de Finanzas.

Pero, según Darvas, el programa "sólo es creíble si es implementado hasta el final", algo que a su juicio se avecina complicado en vista de las protestas sociales que se están intensificando en Grecia contra la cura de austeridad.

Los principales sindicatos convocaron para el miércoles la tercera huelga general en menos de tres meses para protestar contra lo que consideran las "medidas más injustas de la historia" del país mediterráneo.

Según Erixon, "la reestructuración de la deuda será inevitable", porque la alternativa es el "crecimiento económico y Grecia es un país con una gran falta de competitividad", que no puede confiar -según explica-, ni en sus exportaciones ni en el consumo doméstico para impulsar su actividad.

En 2009, Grecia registró una recesión del -2% del PIB y en 2010 será del -4%, en vez de la estimación inicial del -2%, anunció el domingo el gobierno.

Boone expresa "sus dudas" de que el gobierno sea "capaz de mantener las medidas de austeridad necesarias a largo plazo", una vez finalice el programa de ayuda de la Eurozona y el FMI en 2012.

Para este experto de la LSE, la cuestión que debe plantearse ahora la Eurozona es si los países pueden reestructurarse económicamente y crecer de forma rápida "cuando carecen de competitividad pero están ligados al euro".

Al carecer de su propia moneda nacional, los países con dificultades presupuestarias no pueden recurrir a la opción de devaluar su divisa para alentar las exportaciones.

"Por ahora, la respuesta pinta mal", dice, previendo que ni Grecia ni otro país con dificultades presupuestarias como Portugal podrán empezar a crecer en un futuro inmediato.

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