domingo, 23 de mayo de 2010

Juan Francisco Martín Seco: “No le veo mucho futuro al euro”

MADRID.- El economista Juan Francisco Martín Seco acaba de publicar ‘La Trastienda de la crisis. Lo que el poder económico esconde’ un libro en el que intenta desvelar precisamente aquellas causas que han hecho tambalear el sistema económico más allá de las hipotecas subprime al tiempo que ofrece un posible antídoto para curar las maltrechas económicas, gravemente enfermas.


En este sentido, Martín Seco afirma en www.republica.es que detrás de todo se esconde el “neoliberalismo económico” que ha llevado a que el poder económico prevalezca sobre el político. Ante esta situación apuesta por una vuelta a la economía keynesiana en el que conviven el mercado y los límites impuestos por el Estado.

En cuanto a las especulaciones que estos días sobrevuelan sobre la unidad y las respuestas a la crisis de la UE, augura una vida corta al euro y a la Unión Monetaria mientras que en el caso de España cree que las medidas se están tomando en la dirección opuesta a la que deberían de tomarse. Con todo esto, Martín Seco se muestra pesimista en torno al final de la crisis y asegura que ve las cosas “oscuras”.

El título de su último libro, La Trastienda de la crisis, sugiere que hay algo más allá de lo que nos han contado en esta crisis desatada por las hipotecas ‘subprime’.

Detrás se esconde un sistema económico construido desde los años 80 con los principios del neoliberalismo económico, precisamente con los mismos principios que desencadenaron la crisis del 29. Se trata de la desregulación en todos los mercados, la libertad absoluta en la circulación de los capitales, aquello que llamamos globalización, que en el fondo no es más que una desregulación financiera, que lleva aparejada bajas tasas de crecimiento económico, aunque nos hayan dicho lo contrario, así como aumento de las tasas de desempleo –antes de la crisis también se registraban tasas superiores a los años 60 ó 70-. Pero sobre todo lleva a una distribución más desigual de la renta y de la riqueza y a unos desequilibrios muy grandes en las balanzas de pago de los países. Esto hizo que se crearan flujos de capitales descontrolados que provocaron las turbulencias financieras que hemos tenido.

También llama la atención el subtítulo, ‘Lo que el poder económico quiere esconder’.

Lo que está oculto son intereses financieros y económicos y en este sentido, un intento de que el poder económico controle al político.

Sin embargo, parece que los gobernantes se han dado cuenta de la magnitud de la crisis y han comenzado a tomar medidas ¿Cree que van al núcleo del problema y tienen en cuenta aquello que usted señala, que es lo que está detrás de lo aparente o se quedan en meras medidas superficiales?

Desde que terminé de escribir el libro en octubre no se ha tomado ninguna medida en profundidad. Todo está por hacer, sólo ha habido declaración de intenciones y lo cierto es que estamos volviendo otra vez a lo que había causado la crisis. En aquellos momentos de terror económico que se vivieron los principales mandatarios de países y organismos públicos transmitieron la necesidad de una política económica keynesiana, una política de estímulos fiscales. Sin embargo, estas cuestiones están ya está en crisis y lo que propugnan todos los países es lo contrario. Están hablando de controlar el déficit público y se han olvidado de los estímulos fiscales y la necesidad de reactivar la economía.

Rechaza, por tanto, el sistema neoliberal. Pero entonces ¿cuál es el sistema que deberíamos aplicar?

El que ha regido Europa, EEUU y todos los países occidentales desde la segunda guerra Mundial hasta los años 80. Un sistema de economía mixta, de estado social donde se acepta la economía de mercado, pero no se le daba un carácter absoluto, ni se subordinaba todo a ella. Junto a esta economía, existe un sector público muy potente que controla los mercados. Este sistema también incluye una economía del bienestar muy fuerte que sirve para compensar los desequilibrios que creaba el mercado. En definitiva, lo que está en nuestras constituciones.

Por tanto, es el Estado el que debe imponer los límites a la economía

En el fondo el liberalismo económico hace trampas porque intenta decirnos que lo mejor es la libertad. Qué duda cabe que lo mejor es la libertad, pero necesita límites. Nadie niega que haya que aplicar unos límites a la libertad en el mundo civil y político, porque si no viviríamos en la anarquía. En cambio en economía se pretende que la libertad sea absoluta. Pero la libertad absoluta del capital, de los mercados y de las instituciones financieras conduce al caos que estamos teniendo.

¿Pero cómo un Estado impone los límites a unos mercados globales que no entienden de fronteras?

En definitiva, la globalización económica surge cuando los estados nacionales abdican de sus funciones y por tanto, han dejado que los flujos financieros campen a sus anchas, momento en el que se producen los desequilibrios. Si el capital es global y los estados son nacionales, al final se impone el capital. Cosa distinta sería que existiera un gobierno global, pero como eso es una utopía hoy por hoy, los estados nacionales tendrían que retornar para que disciplinen el capital dentro de sus fronteras y sus mercados.

Por tanto, pese a contar con un mercado global, damos el papel de limitador a los Estados.

Los mercados son globales porque los estados han abdicado. Si los mercados tuvieran reglas, los capitales no se podrían mover a sus anchas. En ese caso la economía sería nacional, aunque con muchos intercambios porque poner coto a la circulación de capitales no quiere decir que los capitales no se puedan mover, al mismo tiempo que poner coto al comercio no quiere decir caer en la autarquía. Lo que no se puede dar es la locura que estamos viviendo en que las empresas quieren producir en aquellos países donde los costes son bajísimos con unas condiciones laborales casi de esclavitud para vender en los países donde hay un gran nivel de vida.

Usted habla de falta de un ente global para gobernar una economía global. En este sentido tenemos un ejemplo muy cercano que es el de la UE, que en principio pretende crear un mercado común con una moneda única, pero esta crisis ha dejado al descubierto la falta de unidad. Sin embargo, parece que en la última reunión de urgencia ha cambiado algo de esto. ¿Cree que consiguieron transmitir esa imagen de unidad?

Consiguieron parar el golpe inmediato. Sin embargo, está sin solucionar el problema de fondo: tenemos una Unión Monetaria (UM) que no se ha construido acompañada de una unión fiscal y política. Lo que se ha hecho en la UM no tiene antecedentes. Es algo inviable a largo plazo. Por ello, los mercados están yendo contra los países europeos porque, entre otros, piensan que la UM es algo hecho contra natura y que no se puede sostener porque no puede mantenerse sin la unión fiscal y presupuestaria y el resto de los aspectos que constituyen un estado. Hay que dudar de la viabilidad del euro a medio plazo.

¿Ve un futuro negro para el euro?

No le veo mucho futuro, aunque romper la Unión Monetaria puede tener también unas consecuencias muy negras. Pero lo cierto es que tampoco se ve la alternativa en tanto que Alemania no quiere oír hablar de ningún tipo de Unión verdadera en otras materias.

¿Los países son conscientes de este problema?

Yo creo que se están dando cuenta ahora, pero hay muchos intereses creados. Alemania y Holanda están teniendo una competitividad mucho mayor gracias a que el resto de países no pueden devaluar, porque si países como España, Irlanda, Grecia, Italia incluso Francia pudiesen devaluar y ajustar la moneda con respecto al marco como lo hacían antes, a lo mejor Alemania tendría grandes problemas porque su crecimiento está basado en la exportación y en tener una situación de privilegio frente a otros países con un tipo de cambio que es artificial.

¿Qué desenlace espera?

Es muy difícil que la Unión Monetaria pueda subsistir.

Precisamente esa incertidumbre se ha trasladado también a las bolsas. ¿Cree que la estabilidad volverá en breve?

Lo de las bolsas es lo de menos porque en gran medida necesitan subir y bajar para ganar dinero. Es verdad que estamos en un momento de gran volatilidad, pero es igual de cierto que la bolsa tiene mucho de apuestas, de juego y de incertidumbre.

¿Cuál es el mensaje que necesitan para tranquilizarse?

Que la crisis ha terminado. Y eso está muy por ver, más aún con las medidas de ajuste que están tomando algunos países y que retrasarán la salida de la crisis.

Sin embargo, estando todos los países bajo un mismo paraguas de crisis, algunos países suscitan más desconfianza que otros. ¿Por qué?

Porque están en la Unión Monetaria y tiene un déficit alto. Ejemplo de esto es que Reino Unido tiene un déficit mayor que el de España y tiene un sotck de deuda también mayor, con lo cual, se podría decir que está en peor situación. Pero tiene la ventaja de que ha podido devaluar la moneda y de contar con un banco central que respalda a su moneda y su deuda pública. Cuando no hay razón y hay especulación lo que se necesita es que alguien respalde. Pensar que España no va a poder pagar su deuda es absurdo porque tiene un stock de deuda pública bajísimo, por debajo de la media de UE, menor que Alemania, Francia y Reino Unido, lo que ocurre es que no tienen un banco que lo respalde. Además, no puede devaluar la moneda.

Usted señala la UM como la causa que de la desconfianza que algunos países en especial despiertan. Sin embargo, anteriormente ha señalado que España tiene una serie de desequilibrios sin solucionar que surgieron a partir de los años ochenta. ¿A qué desequilibrios se refiere?

Al mayor endeudamiento exterior, fundamentalmente privado, y que proviene de un continuo incremento del déficit exterior. Precisamente pertenecer a la UM y tener año tras año unos diferenciales de inflación con respecto a otros países ha ido minando la balanza por cuenta corriente. Es cierto que España siempre ha tenido tasas de inflación superiores que se solucionaba con una devaluación de la moneda cada cierto tiempo. Ahora, sin embargo, la devaluación no es posible y la única forma de corregir ese desequilibrio es sufrir una recesión brutal. Podríamos decir que la economía se ajusta vía recesión.

¿Qué solución propone teniendo en cuenta que no es posible devaluar la moneda y que salir de la UM tiene un coste muy alto?

Intentar que se solucionen las cosas, pero yo soy pesimista y creo que antes o después la Unión Monetaria, se romperá.

Dejando a un lado una respuesta común, que según usted no ha ido más allá que de una declaración de intenciones, los Estados también han comenzado ha tomar medidas para intentar frenar la crisis. ¿Qué le parecen las medidas de ajuste que anunció Zapatero el pasado miércoles?

Lo primero es una objeción a la mayor. Yo creo que se están equivocando todos los países en estos momentos con tomar medidas de ajuste porque lo que necesita ahora la economía es medidas que la reactiven. Los déficits están ocasionados por la crisis, en el momento en que desaparezca la crisis el déficit también desaparecerá. En este sentido, creo que además hay margen porque España tiene un stock de deuda muy bajo y por tanto tener un déficit alto durante unos años no es problema si realmente sirve para reactivar la economía. Las medidas de ajuste en este sentido, van a ser contraproducentes porque lejos de servir para reducir el déficit lo van a aumentar al frenar la reactivación económica. Dicho esto, si tuviésemos que recortar el déficit por la presión de los mercados, creo que el ajuste se debería de haber hecho por el lado de los ingresos.

Además del Gobierno, desde la oposición también presentó sus propias medidas, que sin embargo y en la línea de lo que anunció Zapatero, también iban direccionados a reducir gastos.

Puestos a reducir gastos, presentó alguna medida que podía tener más sentido como las subvenciones. Puede ser que el Gobierno, al encontrarse acorralado, ha ido a los sencillo y a lo rápido y en ese caso creo que puede haber margen de maniobra en los gastos, aunque no muy alto. Se debería haber hecho un estudio pormenorizado de los presupuestos y eliminar, por ejemplo, algunas fundaciones ya que la mayoría no tiene ningún sentido. Habría que purgar entes públicos y organismos. No obstante, creo que los partidos sí tienen que tener fondos estatales porque si los tienen privados se venden a lo privado. Ahora bien, lo que no puede darse es que los altos cargos de partidos cobren más que los ministros. Además, hay muchos gastos donde se multiplican los gastos del Estado y de las Comunidades Autónomas.

Frente al Gobierno y la oposición, en esta crisis también tienen protagonismo los agentes sociales. ¿Qué papel han jugado la patronal y los sindicatos?

Los sindicatos están a la defensiva. En primer lugar, han perdido fuerza fruto del neoliberalismo económico que persigue precisamente esto y una manera de hacerlo es habiendo creado la precariedad en el empleo donde una persona con empleo temporal no se atreve a protestar. Hay una gran ofensiva en estos momentos por la crisis y están intentando aguantar el tipo como pueden. Por su parte, la patronal ha intentado utilizar la crisis y ha intentado abaratar el despido, basándose en el hecho de que hay mucho paro. Pero esto no es porque el despido sea caro sino todo lo contrario porque el despido está muy barato ya que el 30% de los empleos son temporales y uno puede prescindir de ellos cuando quiere. Por otra parte, es fácil hacer EREs que llevan una indemnización de 20 días por año trabajado

Después de las medidas propuestas dentro de los propios Estados y teniendo en cuenta que la UE también comienza a tomar conciencia de la situación, ¿cree que la luz está cerca?

Está bastante lejos. A lo mejor salimos de este túnel pronto, pero para entrar en el siguiente. Mientras no creemos un sistema económico bajo otros presupuestos, existentes antes de los 80, esto está sometido a una gran incertidumbre y a todo tipo de especulaciones que pueden llevar al caos.

Como antídoto, usted propone una vuelta a las políticas keynesianas en las que el Estado pone límites a la economía ¿cree que es posible teniendo en cuenta el alcance del poder económico?

El poder económico está por encima no porque tenga más fuerza, sino porque los Estados han abdicado de sus funciones y por tanto las tienen que retomar. Además, tienen que retomarlas en conjunto. Es necesaria una involución total del proceso y volver a la situación anterior donde los países tengan medidas de control del cambio, no existe la libertad absoluta de circulación de capitales y que cuenta con un sector público potente que puede actuar. Pero el gran problema de esta crisis ha sido que los Estados casi no existían. Por ejemplo, en el caso de España creo que el Gobierno ha echado de menos contar con una Banca Pública y ha tenido que estar funcionado con el ICO, que es algo como de juguete. Los economistas se están dando cuenta de que la banca es un servicio público y, por tanto, tiene que estar por lo menos en parte nacionalizada precisamente por la fuerza económica que tiene.

Deduzco, por tanto, que no vamos en la dirección correcta.

No. Deberíamos estar pensando cómo reactivar la economía. Veo las cosas oscuras.

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