"Cuanto más se alarguen las discusiones políticas, más nerviosos se pondrán los mercados, lo que debería debilitar un poco más a la libra y a las acciones británicas", resumió Ben Potter de IG Markets.
El mercado de divisas pareció seguir con atención el escrutinio y cuando pareció claro que, no sólo ningún partido tendría la mayoría absoluta, sino tampoco ninguna de las coaliciones más probables, la libra se hundió.
La moneda británica tocó un mínimo en más de un año a las 09.32 GMT, cuando cayó hasta los 1,4476 dólares, cotización que no había vuelto a alcanzar desde el 23 de abril de 2009, contra 1,4833 en la noche del jueves, cuando parecía que ningún partido lograría la mayoría absoluta. La libra cedió todavía más terreno ante el fuertemente debilitado euro, pasando de 1,1749 a 1,1353 euros.
Sin embargo, repuntó ligeramente cuando el líder de los liberal demócratas, Nick Clegg, dijo que correspondía a los conservadores, ganadores en votos y en escaños, tratar de formar gobierno, y no a los laboristas del primer ministro Gordon Brown, desgastados por 13 años de poder.
En la bolsa de Londres, el índice Footsie 100 perdía a media jornada 0,55%, pero no sólo por el resultado de las elecciones, sino por el pánico de la víspera en Wall Street y la inestable situación en Grecia.
"Los mercados están visiblemente inquietos de ver que, sea cual sera el gobierno que emerja, no estará en una posición suficientemente fuerte para enderezar las finanzas públicas", explicó Howard Archer de IHS Global Insight.
Cuando Gran Bretaña tiene actualmente el mayor déficit público de todos los europeos, con 12% del PIB este año y 10% en 2011 pronosticado por la Comisión Europea, el próximo gobierno deberá hacer elecciones presupuestarias particularmente difíciles.
Dos de las grandes agencias mundiales de calificación financiera, Standard & Poor's y Moody's, dieron sin embargo un poco más de tiempo al futuro gobierno para demostrar como va encarar este problema, al confirmar las excelentes notas de la deuda del Reino Unido.
Laboristas y conservadores coinciden en la necesidad de recortar el déficit, pero difieren en el calendario: los conservadores quieren ponerse manos a la obra lo más rápidamente posible para "poner orden en el desastre", mientras que los laboristas prefieren esperar al año que viene "para no poner en riesgo la recuperación".
Los analistas más pesimistas estimaron este viernes que la situación de incertidumbre política podría durar una parte del año. Philip Shaw d'Investec se refirió a la hipótesis de un gobierno minoritario: "si ese fuera el caso, crearía la posibilidad de una nueva elección este año, con una posibilidad muy escasa de que alguien arregle la situación de las finanzas públicas entre tanto".
Este contexto "pesaría todavía más sobre los activos británicos", estimó.
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