Los Estados garantizan los depósitos de los bancos y, si los mercados dudan de la solvencia de la Administración, entonces se enfrentan a muchos más problemas a la hora de financiarse. Eso es precisamente lo que ocurrió cuando Standard & Poors y Fitch rebajaron el rating de la deuda pública a finales de abril. Eso, afirma Neves a Expansión.com, «hizo mucho daño a las entidades españolas».
La exposición del sector financiero de nuestro país en Portugal superó el año pasado los 65.000 millones de euros según el Banco de Pagos Internacionales. Las divisiones del Popular y el Santander en el país luso acumulan, respectivamente, casi 10.000 millones de euros en activos. La del BBVA aporta más de 300 millones de euros a sus beneficios.
Según Javier Orellana, que también es directivo de la gestora de patrimonios Nordkapp, «los bancos son los que más tienen que perder, mientras que las aseguradoras y los fondos de inversión y de pensiones sólo pueden dejar de ganar la rentabilidad que esperaban».
Además, los inversores han empezado a creer en los últimos meses que el Gobierno de Lisboa tal vez necesite a corto plazo la ayuda del FMI y la UE para pagar a sus acreedores. Durante la segunda quincena de abril, se compraron más seguros contra el impago del país luso a corto que a largo plazo. En ese mismo período, la rentabilidad de sus bonos a cinco años se dispararó un 300%.
Portugal es uno de los pilares fundamentales de Prosegur, porque su facturación en el país luso asciende a 155 millones de euros y representa un 7% del total. El gigante español de la seguridad es uno de los líderes del sector y lleva años invirtiendo en unos proyectos que ahora pueden estar en peligro.
Aunque no se cumplan las peores previsiones ni tengan que pedir ayuda al FMI, el recorte del déficit que ha prometido el Gobierno de Lisboa «reducirá la demanda aún más» según Orellana. Están en juego proyectos de obras públicas como los que desarrolla Somaque, que es la filial de Sacyr Vallehermoso. La facturación de la constructora española allí supera los 580 millones de euros y representa más del 8% del total.
El recorte de la obra civil afectará al resto del sector de la construcción en Portugal. La Inmobiliaria Chamartín y el Grupo San José, que han invertido decenas de millones de euros en el país durante los últimos años, podrían ser de los primeros en sufrir las consecuencias. Roca, el gigante español de los cuartos de baño, lleva más de dos décadas allí, es líder de su sector y una parte considerable de su facturación en Europa depende de los consumidores lusos.
El descenso de la actividad económica en general puede adelgazar también la rentabilidad de los casi 2.000 millones de euros del volumen de negocios de Repsol. El Fondo Monetario Internacional prevé que Portugal crezca menos de un 1% anual desde ahora hasta 2015.
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