Estos resultados dan la medida del parón sufrido en la construcción residencial durante los años de la crisis, en los que se iniciaron estas viviendas, y sugieren que el ajuste de la oferta residencial, más rígida que la demanda y menos flexible ante los cambios de ciclo por la larga maduración de los proyectos, estaría finalizando.
Además, los visados de obra nueva siguen descendiendo ante las perspectivas de menor demanda de viviendas en los próximos años, pero lo hacen en un 24,4%, diez puntos menos que las viviendas terminadas, y alcanzaron en el primer trimestre los 23.559 certificados.
Ello significa que, mientras estos visados acaban por convertirse en viviendas finales, la demanda tendrá que recurrir al 'stock' de pisos, que hoy se contabilizan como terminados, y la bolsa de viviendas sin vender se debería absorber paulatinamente.
Son buenas noticias para los promotores privados, que acumulan casi el 98% de las viviendas terminadas hasta marzo, un total de 68.530 inmuebles y calculan que el 'stock', de alrededor de 700.000 viviendas, dejará de crecer este año.
Además, las administraciones públicas han rebajado su nivel de actividad y sólo finalizaron 1.551 viviendas entre enero y marzo de este año, lo que supone un 3,4% menos que en el mismo periodo de 2009.
Entre las viviendas visadas y las terminadas, también aquellas que están en construcción arrojan datos que hacen pensar que el ajuste del mercado inmobiliario, o su "estabilización", como viene insistiendo la ministra de Vivienda, Beatriz Corredor, en sus últimas intervenciones, se está culminando.
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