domingo, 27 de junio de 2010

Cumbre del G-20 por concluir; hay diferencias sobre estrategias

TORONTO.- A las potencias económicas mundiales se les está haciendo difícil manejar la recuperación tras sobrevivir a la peor crisis financiera en décadas.

Los líderes del Grupo de los 20, que incluye a las naciones más industrializadas del mundo pero también a varios países emergentes, estaban por concluir su cumbre el domingo, acordando estrategias por separado para sostener la frágil mejoría de la economía.

Estados Unidos insistió en que los gobiernos deben continuar inyectando fondos para estimular la recuperación, pero un número creciente de países, preocupados por una crisis de deuda soberana similar a la de Grecia, prefieren reducir el gasto público y aumentar los impuestos para atender sus elevados déficit.

Este tipo de reuniones siembre atraen protestas en contra de la globalización, y el sábado las manifestaciones se tornaron violentas en el centro de Toronto. La Policía arrestó a más de 400 personas, luego que manifestantes se apartaran de una multitud de personas que protestaban pacíficamente e incendiaran cuatro automóviles de la policía. También rompieron ventanas.

Las autoridades usaron chalecos, garrotes y gases lacrimógenos para hacer retroceder a los manifestantes que intentaban llegar al cerco de seguridad erigido alrededor de la cumbre.

Los líderes tenían planeada una última ronda de discusiones el domingo, en la que hablarían sobre los desequilibrios mundiales y cómo resolver las diferencias en torno a regulaciones globales más estrictas para el sistema bancario.

Su objetivo es prevenir que se repita la crisis financiera que golpeó fuertemente a finales de 2008 y resultó justamente en el nuevo rol del G20.

Dirigentes de los países del viejo Grupo de los Ocho de potencias industriales consideraron que un grupo más amplio de países, que incluye a naciones en desarrollo como Argentina, Brasil, China, India y México, sería un mejor foro para desarrollar una estrategia económica global.

Sin embargo, alcanzar un consenso no ha sido fácil.

Conscientes de que señales claras del disentimiento podrían generar preocupación en los mercados financieros, los líderes del G20 buscaron minimizar sus diferencias. Acordaron que los déficit deben ser controlados a largo plazo, pero que cada país puede usar distintas estrategias a corto plazo, dependiendo de sus niveles de endeudamiento.

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