En este sentido, la institución dirigida por Miguel Angel Fernández Ordóñez advierte en la última edición de su informe anual que las recesiones acompañadas o inducidas por crisis financieras o bancarias "dejan secuelas más duraderas y profundas" y éstas condicionarán el crecimiento de la economía a medio plazo.
Así, el Banco de España apunta que la crisis ha reducido considerablemente el tamaño del sistema financiero, tanto por la desaparición de entidades como por la contracción del negocio, y advierte de que, después de una crisis, el entorno financiero "suele mostrar comportamientos y estrategias más cautas, en marcado contraste con la elevada preferencia previa al riesgo", lo que junto a los desarrollos regulatorios nacionales se traducirá en "condiciones de financiación menos holgadas que antes de la crisis".
De este modo, la institución advierte de que esta circunstancia puede limitar la disponibilidad de crédito en la economía y suponer un coste mayor de financiación.
Otro de los elementos relacionados con la crisis a tener en cuenta, según el Banco de España, es el proceso de desapalancamiento o reducción del endeudamiento del sector privado no financiero, un ajuste que "está en curso y podría prolongarse por varios años, lo que supone un lastre adicional sobre el crecimiento".
Asimismo, desde el punto de vista fiscal el Banco de España señala que los desequilibrios fiscales limitarán el crecimiento al elevar los costes de financiación de la economía o a través de la consolidación fiscal.
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