En su Informe Anual, considera que las políticas económicas tendrán un papel "clave" para determinar el ritmo y la prontitud de la recuperación y ve "imprescindible" acometer reformas estructurales y una consolidación fiscal "ambiciosa y duradera" que garanticen la sostenibilidad de las finanzas públicas y salvaguarden la estabilidad financiera de la zona del euro, así como fortalecer su marco institucional de gobernanza económica.
En este sentido, señaló que la recuperación económica dependerá "crucialmente" de la habilidad de los gobiernos de la eurozona y del Banco Central Europeo para articular convenientemente el ritmo de retirada de las medidas excepcionales adoptadas y para instrumentar aquellas otras necesarias para garantizar la estabilidad financiera del área, minimizar el riesgo de una recaída de la actividad e impulsar un mayor crecimiento potencial.
El Banco de España también recalca que el componente estructural del deterioro fiscal ha sido relevante, y supone, de acuerdo con las estimaciones de la Comisión Europea, "prácticamente la mitad del empeoramiento total". Por ello, destaca que "ni la paulatina desaparición de las medidas de estímulo implementadas ni la incipiente recuperación económica permitirán reducir el desequilibrio fiscal de una manera notable".
Asimismo, reconoce que la implementación de los planes de consolidación fiscal podría tener un "impacto negativo sobre la demanda agregada de la economía", que se verá atenuado si la mayor disciplina presupuestaria contribuye a reducir las primas de riesgo soberano y los tipos de interés de la deuda pública. Además, apunta que la experiencia pasada revela la existencia de algunos episodios donde los efectos de la consolidación fiscal sobre el crecimiento económico fueron limitados.
En esta línea, reconoce que la implementación de un ajuste estructural sostenido puede resultar más compleja que en episodios pasados, por alerta de que lo importante es que la consolidación se realice teniendo en cuenta el impacto de las medidas sobre la oferta de la economía y acompañar esas medidas de otras reformas complementarias, entre ellas la de los sistemas de pensiones y de seguridad social, para atenuar las implicaciones de los cambios demográficos sobre las previsiones de gasto.
En este sentido, incidió en que es "preciso" introducir iniciativas que fomenten la capacidad de las economías para crear nuevas oportunidades de negocio y garanticen la flexibilidad necesaria para reasignar los recursos hacia esos segmentos de mercado, al tiempo que se eliminan las medidas de soporte de determinados sectores que pueden retrasar el ajuste.
Respecto al empleo, el Banco de España considera "oportuno" revisar los sistemas de negociación colectiva, para atenuar la resistencia a la baja de los salarios en situaciones recesivas y permitir una mayor adaptación a las condiciones económicas de las empresas. Además, cree "fundamental" la formación de los desempleados para facilitar su transición hacia nuevos puestos de trabajo y mejorar la educación de los jóvenes.
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