"Las economías avanzadas se enfrentan a un desafío: instaurar estrategias de ajuste presupuestario sin dañar la recuperación económica que todavía es frágil", escribien Olivier Blanchard, economista en jefe del Fondo, y Carlo Cottarelli, director del departamento de Asuntos Presupuestarios del FMI, en un blog del organismo internacional.
El primer mandamiento es la necesidad de tener "un plan presupuestario creíble a medio plazo, con un punto de anclaje visible (ya se trate de un ritmo medio de ajuste o de un objetivo presupuestario a alcanzar antes de tres o cuatro años)".
El segundo es que los Estados deben llegar allí gradualmente a menos que no tengan más posibilidad que dar un gran golpe para conservar un acceso a los mercados para su financiación.
El tercero es tener por objetivo una bajada de la relación de la deuda con el PIB; el cuarto invita a los Estados a poner el acento en la reducción de gastos, y el quinto es adoptar rápidamente reformas de jubilación y de seguro de enfermedad "porque la actual tendencia no es viable".
El sexto llama a cada Gobierno a ser "justo": "Para ser viable en el tiempo, el ajuste fiscal debe ser equitativo" y asegurar el mantenimiento de las prestaciones sociales "adecuadas".
El séptimo y el octavo punto invitan a "grandes reformas para estimular el crecimiento" y a "reformar (las) instituciones financieras".
Los dos últimos invitan a la coordinación: entre la política monetaria y la política presupuestaria, y entre los diferentes Estados.
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